Los 40 años de Andrea Casiraghi: su drama, sus fiestas locas y sus tres amores

Los 40 años de Andrea Casiraghi: su drama, sus fiestas locas y sus tres amores

La vida de Andrea Casiraghi, pese a estar rodeada de lujo y
ostentación por formar parte de la primera familia monegasca, no ha sido nada
sencilla. Nació el 8 de junio de 1984 y este sábado cumple 40 años. Una cifra
redonda que hace echar la vista atrás y recordar las vivencias que han
convertido al primogénito de Carolina de Mónaco en el hombre que ahora es. Su
infancia estuvo marcada por la tragedia. A la temprana edad de seis años se
quedó huérfano de padre, Stefano Casiraghi, quien perdió la vida de forma
trágica durante el mundial Off-shore de Montecarlo del año 1990. A diferencia
de sus hermanos, él era lo suficientemente mayor como para echar de menos a su
progenitor, tener un recuerdo formado de sus días con él y notar su ausencia
como una carga insoportable. Esto le hizo crecer con un vacío dentro que, ya en
la adolescencia, llenó de grandes dosis de desenfreno, aderezado con polémicas
que le valieron la consideración de díscolo.

Andrea era la viva encarnación de su tía Estefanía. No le
tenía miedo a nada, se atrevía con todo y tenía la extrema necesidad de
aprovechar cada instante como si fuese el último. Esto era visible cada verano
cuando se rodeaba de amigos en Ibiza para disfrutar de jornadas al sol, después
de noches que no terminaban nunca. Siempre con una copa en la mano y el paquete
de tabaco en la otra. El problema es que no solo en la isla pitiusa las fiestas
se le iban de las manos, pues son sonadas las ocasiones en las que se olvidó su
principesca condición. Era más afín al disfrute que a la responsabilidades que
tenía como heredero al trono de Mónaco. Durante 31 de sus 40 años ha estado en el
segundo lugar en la línea de sucesión, hasta que su tío, el príncipe Alberto II trajo descendencia al mundo. Ya lo había hecho mucho antes, pero de forma
extraoficial, por lo que no fue hasta que llegó la princesa Charléne y sus
mellizos, Jacques y Gabriella, cuando Andrea pudo respirar tranquilo al
librarse de un papel que no quería desempeñar.

Ni él se veía preparado para ser príncipe de Mónaco, ni
nadie le veía capaz de desempeñar tan importante papel. Su forma de entender la
vida le alejaba de cuestiones institucionales. Primero, en sus años de
adolescencia, porque prefería una fiesta hasta el amanecer antes que un acto
oficial. Ahora, porque su deseo de pasar desapercibido y vivir con discreción su
amor por Tatiana Santo Domingo, con la que ha formado una familia, no es afín a
la atención que se le presupone a un mandatario de su nivel. No soporta la
atención mediática y huye de todo protagonismo, quizá porque cuando el foco se
ha fijado en él siempre terminaban en jugosos titulares que provocaban
escándalo popular y enfado familiar.

Ahora, como tercero en la línea de sucesión del Principado,
su vida está alejada de las cuestiones palaciegas. Después de vivir instalado
durante varios años en Londres, optó por emplazar sus días en Suiza, concretamente
en Saanen, región de 7.000 habitantes donde goza de la ansiada discreción y su
pasión por el esquí. Aquí cría a sus tres hijos junto a la mujer que le ayudó a
sentar la cabeza y dejar de ser ese príncipe alocado que robaba suspiros por su
rubia melena. Sin embargo, ahora, el centro de toda su atención es la
millonaria con la que dejó el escándalo en el pasado, para convertirse en un
hombre de provecho y digno de un respeto que le costó mucho ganarse.

Fue en 2004 cuando la buena amiga de su hermana Carlota Casiraghi anidó en su corazón. Después de un sonado noviazgo de siete años,
decidieron formalizar su relación mediante el correspondiente intercambio de
alianzas. Se juraron amor eterno en 2013 mediante una ceremonia civil,
esperando un año a dar el mismo paso a través del rito religioso en Gstaad,
Suiza. Con ella se convirtió en padre de Sasha, India y Max, que tienen ahora 11,
9 y 6 años respectivamente.

Son anecdóticas las veces que se deja ver en territorio
patrio, pues no ostenta ningún título real y no tiene responsabilidades de
representación institucional de la Corona. Tan solo se deja ver en el Día
Nacional de Mónaco o en el tradicional Baile de la Rosa, aunque a veces se deja
ver con sus tíos, como así hizo el mes pasado en el Gran Prix de Mónaco, donde
demostró su buena relación con el príncipe Alberto y la princesa Charléne, a la
que tanto debe por haberle librado de su destino como heredero al trono.

Otros amores de Andrea Casiraghi

Antes de la llegada de Tatiana Santo Domingo a su vida,
Andrea Casiraghi se lo pasó muy bien en lo que amores se refiere. Su belleza y
su condición de soltero de oro le hacía irresistible, pero más allá de
aventuras esporádicas, dos damas pudieron conquistar su corazón. La primera fue
Caroline Von Stauffenberg, aristócrata alemana con la que estuvo saliendo
durante dos años. Poco se sabe de lo que sucedió entre ellos, pues la discreción
en la familia es una norma no escrita, pero siempre respetada.

Después probó suerte con la actriz española María Jurado,
quien se hiciese popular por su papel en ‘Al salir de clase’. Con ella
protagonizó ardientes imágenes en Ibiza que causaron furor y acrecentaron su
fama de rebelde. Y es que no es común ver a un príncipe sin camiseta,
disfrutando de los placeres de la vida, al lado de la que podría haber sido su
esposa, en topless, frente a los paparazzi que hicieron su agosto. Ahora, es
otro, a sus 40 años se ha reformado, cortó su melena rubia y la cambió por una
cuidada barba que hace las mieles de las féminas, aunque ahora respetando que
es padre de familia y un hombre felizmente casado.