Los clubes se duelen mientras florece la marca Barcelona

Los clubes se duelen mientras florece la marca Barcelona

Nunca había visto llorar a Guillermo Amor. Aquel jugador tan comedido, futbolista de equipo por excelencia que huía del protagonismo incluso en jornadas tan memorables como aquella en la que sustituyó a Maradona en la inauguración del Miniestadi (1982), no paraba de sollozar cada vez que intentaba evocar la figura de Jaume Amat en el acto de presentación del libro Fent Futbol, fent Barça. El excapitán azulgrana se entrecortaba, tomaba aire mientras el público aplaudía y se volvía a vencer en el estrado del Auditorio 1899.

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