Los encantos desconocidos a descubrir en el Valle palentino de la Pernía

Los encantos desconocidos a descubrir en el Valle palentino de la Pernía

Los encantos naturales que se abren al turista en toda Castilla y León, además de innumerables son inigualables. Para todos los gustos, meseta, naturaleza frondosa, agua y todo ello sazonado por un buen número de poblaciones que esconden pequeños tesoros patrimoniales además de una gastronomía de primera. Hoy nuestros pasos nos conducen hasta una comarca histórica, situada al norte de la Comunidad en la provincia de Palencia.

Una zona con una belleza espectacular, tierra de románico, bellos paisajes naturales y en un lugar único como es la Montaña Palentina, que atesora además de una gran riqueza cultural, mucha historia, gracias a su carácter fronterizo con los valles cántabros de Liébana y Poblaciones. Nos estamos adentrando en el Valle de la Pernía, constituido por doce localidades que congregan a alrededor de 300 habitantes.

 

Empezamos nuestro recorrido por uno de los pueblos más bonitos de la provincia como es San Salvador de Cantamuda. Atravesando su puente medieval al llegar a la población nos topamos con uno de los tesoros de la zona como es su iglesia parroquial, uno de los edificios más señeros del románico palentino y con una espadaña única. Una iglesia que formó parte de un antiguo monasterio, edificado en el siglo XII, y que el rey Alfonso VIII puso bajo la protección de los prelados palentinos. En la plaza se conserva la “picota” jurisdiccional y llaman la atención dos soberbias casonas blasonadas.

Seguimos nuestro recorrido hasta Lebanza y la Abadía de Lebanza, donde destaca su arquitectura tradicional y una fábrica del siglo XVIII, utilizada hasta hace unos años como seminario menor. Seguimos nuestro transcurrir que nos lleva hasta Lores, otro acogedor pueblo de la zona donde llama la atención su diminuta ermita en honor a San Roque. Y por estos lares aparecen las primeras aguas del Pisuerga que discurrirán por toda la provincia y llegar a Valladolid para morir en el Duero a la altura de Simancas.

Un viejo castillo se imagina uno cuando llega a Tremaya, antes de adentrarnos en el Valle de Redondo, un auténtico paraíso para los senderistas, con unos bosques frondosos, que nos hace imaginarnos historias fantasiosas. Cerca de aquí se encuentra la Cueva del Cobre o Fuente Cobre así como el Circo glaciar fósil de Covarrex.

Y un recorrido por la Montaña Palentina que nos sigue llevando por viejas poblaciones como Areños, Camasobres y Casavegas y con auténticos y únicos tesoros como las Hoces de Piedrasluengas, donde al fondo aparecen los Picos de Europa. Peña Labra, Pico Tres Mares, Cuchillón y Cueto Mañinos, para los que les guste subir montañas, todas ellas a más de 2.000 metros de altitud.

Y en esta zona no puede falta una rica gastronomía, con las carnes de la zona como grandes protagonistas. Exquisitos platos elaborados con productos de la tierra desde tradicionales guisos y legumbres, sofisticados platos vegetarianos, o el plato estrella, la carne de vacuno.