Los imprescindibles regalos que Daniel Sancho recibe de la mujer de su vida en prisión

Los imprescindibles regalos que Daniel Sancho recibe de la mujer de su vida en prisión

Se le ha conocido alguna novieta, pero el gran amor de su vida es una mujer mucho más mayor que él a la que adora. Daniel Sancho y su abuela Noela eran uña y carne, su relación estaba por encima de cualquier otra, y hoy, con el treintañero en prisión, la octogenaria echa de menos las largas charlas y paseos con su nieto. Por su edad es casi imposible que viaje hasta Tailandia para ver a Daniel, ese es su sueño incumplido, un deseo que se torna lejano en la distancia y en sus pensamientos. Pero Noela no deja de lado a su “ojito derecho” y continuamente le envía libros en inglés y castellano para que llene con la lectura las largas horas de silencio en la cárcel.

El joven chef se ha hecho amigo del único extranjero con el que comparte celda, un reo austriaco con el que se comunica en el idioma de las islas británicas.
También está aprendiendo tailandés, hace meditación y, cuando puede, practica el Muay Thai, un deporte de contacto en el que se permite golpear con los pies, las manos, los codos o las rodillas. Una disciplina que enseña defensa personal, coordinación, resistencia y paciencia.

Dicen desde su entorno que Daniel se ha aclimatado lo mejor posible a su dura situación en un centro penitenciario en el que los peligros vienen de la mano de las mafias locales. Y que le han recomendado que evite meterse en líos, porque saldría muy malparado. De momento, que se sepa, permanece en un módulo nada conflictivo. Y todavía tiene confianza en que los recursos preparados por sus abogados consigan que su condena sea más benévola que la actual.

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