Lugo, la ciudad donde “nunca pasa nada”, despide su era negra con el último juicio del gran caso contra la trata en España

Lugo, la ciudad donde “nunca pasa nada”, despide su era negra con el último juicio del gran caso contra la trata en España

Está a punto de cerrarse el telón en Lugo. Casi en la escena final de Aquí nunca pasa nada —la obra teatral que se representaba hace nueve días en el auditorio municipal Gustavo Freire— una respetable familia de esta ciudad celebra con un banquete la defenestración de una jueza y el adiós a una era de pesadilla. Sobre la mesa, la señora de la casa lanza con brío un montón de confeti. Miles de partículas que son el resultado de pasar por la trituradora de papel infinidad de folios de un macrosumario judicial. Previamente, otra mujer con toga ha ido saliendo al escenario y leyendo ante el público momentos estelares de esas diligencias (las de la conocida como Operación Carioca). Desde la misteriosa desaparición de una chica en un burdel después de oírse un disparo en una habitación hasta el aborto forzado y sin anestesia de otra —mientras el padre del bebé, un empresario, juega al golf—. Desde el estrecho vínculo del dueño de una barra americana con la policía, a la que patrocina el equipo de fútbol sala, hasta su generosidad con una residencia de monjas donde arrumba a las víctimas que desecha. Desde las multas por tener la regla hasta las deudas contraídas con la mafia por el viaje a España y la cocaína que las chicas consumen para aguantar el ritmo del club. Desde las veladas empresariales jugando al “impasible”, una diversión que consiste en comer y beber sin que la cara se desencaje mientras una prostituta te practica una felación debajo de la mesa. Hasta los insultos, la violencia y las amenazas del gran proxeneta del caso, que les grita a sus trabajadoras con desprecio: “Vosotras no sois nada, os pego un tiro, os entierro en una gruta y nadie pregunta”.

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