Lujo y puros: Michael Jordan recala en Barcelona

Lujo y puros: Michael Jordan recala en Barcelona

Michael Jordan, para muchos el mejor jugador de baloncesto de la historia, ha pasado cuatro días haciendo turismo en la Ciudad Condal. El deportista está realizando su propio crucero por el Mediterráneo, acompañado de varias parejas de amigos, sus dos hijas gemelas, Isabel y Victoria, de nueve años, y por supuesto su mujer, la modelo de origen cubano Ivette Prieto.

La pareja se dio el «sí, quiero» el 27 de abril de 2013, varios años después de que Jordan se separara de su primera mujer, Juanita Vanoy. Las nupcias se celebraron en Florida y reunieron a lo más granado de la élite estadounidense, incluido Donald Trump, que por aquel entonces ni se imaginaba que llegaría a presidente.

El grupo recaló en Barcelona el pasado martes 2 de julio y abandonó el puerto el viernes 5. Antes, disfrutaron de unos días en Mallorca, Ibiza y Formentera. Desde su llegada a Barcelona, a bordo del superyate M’Brace, con 74,5 metros de eslora Jordan y su mujer separaron sus planes durante el día para adaptar la jornada a sus gustos y preferencias. Sus hijas pequeñas salían cada mañana acompañadas de las niñeras y los guardaespaldas, y su agenda vacacional se basó en numerosos baños en la playa y una visita a Port Aventura.

Las mujeres del grupo, encabezadas por Ivette, estuvieron de compras por la ciudad y visitaron los lugares más emblemáticos, para después encontrarse con Michael y los amigos para comer y degustar la amplia y exquisita oferta gastronómica de Barcelona. Michael Jordan e Ivette ejercieron de anfitriones para sus amigos y les enseñaron los lugares más exclusivos, como una terraza con vistas a la Torre Glories y a la Sagrada Familia; o el emblemático hotel W, conocido como el Vela. Casi flotando en el Mediterráneo, este complejo de 5 estrellas ofrece una de las mejores panorámicas de la capital catalana, uno de los muchos atractivos por los que el grupo decidió cenar allí.

Jordan se repartió el tiempo entre sus amigos y sus hijas, con quienes jugó en la cubierta del barco. Justo después de llegar al yate tras una excursión con las niñeras, Isabel y Victoria corrieron hasta su padre para abrazarle y mostrarle los peluches que habían comprado durante su paseo por Barcelona, una estampa idílica que da buena muestra del buen momento personal que atraviesa el mito del baloncesto.

Sin duda, otra de las improntas que dejó Michael Jordan en su visita a España fue su afición por los puros habanos. El deportista retirado. Una de las personas de servicio que acompañaba al grupo en el viaje le acercaba un gran cofre, como si de un tesoro se tratara, donde Michael guarda sus puros con mimo y mantiene las condiciones de temperatura y humedad más idóneas para su conservación. Tras pasar revista a su arsenal, escoge uno y lo fuma a lo largo de casi todo el día. A sus 61 años, Michael ha triunfado en el deporte con uno de los mejores palmarés de la historia, pero también en los negocios.

Gran fortuna

Ha multiplicado su ya de por sí gran fortuna, fruto de uno de los mejores sueldos en el baloncesto, gracias a su certero ojo para el «business». Además, ha sido imagen de prendas deportivas y hasta se lanzaron una zapatillas que llevan su nombre. También adquirió los derechos de una de las franquicias de la mejor liga de baloncesto del mundo para multiplicar su valor en pocos años, pero a pesar de su apoyo, los Hornets fracasaron en las temporadas que estuvieron bajo el auspicio de Michael. El pasado año dejó sus intereses profesionales en la NBA tras vender sus acciones del equipo por 2.700 millones de dólares, y teniendo en cuenta que pagó por su participación mayoritaria 275 millones, el negocio le salió redondo.

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