Mal que no ves, corazón que sí siente

Mal que no ves, corazón que sí siente

Con la cara descompuesta, María desciende lentamente la escalera que conduce al patio. Está desorientada. Con la mirada perdida, hace esfuerzos por sentarse en los escalones. Al hacerlo, se cubre la cara con ambas manos. No puede creerlo. Ha dejado detrás de sí una vida que, de pronto, le vuelve de frente, pero con la distancia que le permite verse a sí misma. Jean Baudrillard lo llamaría un retour-image o “imagen retornante”: su efecto consiste en volver golpeando y ponernos ante los ojos una perspectiva que, por cercanía, no veíamos. A María le golpean las consecuencias presentes de la violencia del pasado no porque la hubiera reprimido y de pronto se haya hecho manifiesta, sino porque es consciente de lo que ha vivido, de dónde ha estado y de cómo ha podido afectarle: “Esa fue la primera vez que mi madre se dio cuenta de lo que había sufrido y la suerte que tenía de vivir. Y también de lo traumatizada que estaba, aunque no lo mostrara”.

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