Manual de espera, pero de esperar muy deprisa

Manual de espera, pero de esperar muy deprisa

Henry Wasdsworth Longfellow (1807-1882), uno de los cinco «poetas hogareños» estadounidenses, fue también el traductor americano de las «Coplas a la muerte de su padre», de Jorge Manrique (1440-1479) y del famoso «nada te turbe» de Santa Teresa de Jesús (1515-1582). El poeta, que se aficionó a España y a su literatura tras recorrer el país con Washington Irving (1783-1859), explicaba que «todo llega para el que sabe esperar». Siempre hay una espera pendiente. La semana pasada, la final de la Champions, que volvió a ganar el Real Madrid. Esta, las elecciones europeas del próximo domingo, en las que los profetas de la demoscopia –Tezanos al margen, que da ganador al PSOE– anuncian una victoria cada vez más ajustada del PP. Feijóo, con ciertos nervios en su entorno, corre el riesgo de que el PSOE, es decir, Sánchez, quede bien y salga airoso, aunque pierda. Iván Redondo, el ex-protoasesor, siempre minucioso, calcula que de los 61 escaños en juego, habrá 30 ó 31 para la derecha –desde el PP a Vox– y también 30 ó 31 para los socialistas y el resto de la izquierda, lo que no impide que el PP vuelva a ser el primer partido, pero eso tampoco le sirva para mucho, salvo que la distancia con el PSOE fuera sideral y eso ahora no se vislumbra.

Las elecciones europeas tienen más importancia –sobre todo europea– de la que les conceden muchos votantes y las legiones de abstencionistas/desinteresados. España, y su estabilidad y su economía, dependen de la Unión Europea y la vuelta atrás, que algunos disfrazan de recuperación de cierto soberanismo, solo conduce a la catástrofe y a la pobreza. La Europa del euro, a pesar de sus detractores, es un éxito espectacular –económico, pero sobre todo político– y su ruptura y su fracaso, según los expertos en geopolítica, equivaldría a una Tercera Guerra Mundial. Todo eso también se ventila, al menos en parte, el domingo, aunque haya muchos votantes, en España y otros países, que voten por lo que ocurre más a su alrededor. El resultado, en España, tendrá sobre todo efectos psicológicos y condicionará el otro asunto relevante del momento, es decir, lo que ocurra en Cataluña. Por el camino habrán quedado las maniobras de distracción de Sánchez con Milei y Palestina, la «mierda» en boca de Yolanda Díaz y los temores del PP en vísperas electorales. Todo, mientras se espera, pero «muy deprisa», que era una definición popular de la «mili», que ahora podría ser reintroducida en algunos países y porque todo llega para el que sabe esperar, como escribió Longfellow.