Medidas extremas de seguridad en Marruecos para que no se filtren los exámenes de su EBAU

Medidas extremas de seguridad en Marruecos para que no se filtren los exámenes de su EBAU

Medidas extremas de seguridad en Marruecos para evitar las filtraciones de los exámenes de la “EBAU” de aquel país. De hecho, como ya se ha informado, han sido detenidas 66 personas por intentar hacer trampas en las pruebas. En concreto, en Nador, ciudad próxima a Melilla, hay una sala fortificada en el Centro Regional de Exámenes para que todo se realice de manera justa y transparente.

En declaraciones a “Nadorcity”, el profesor Jamal al-Din al-Bakouri, responsable de la gestión del centro señaló que “las materias de examen se transfieren de la Academia de Oujda al Centro para conservarlas en un salón seguro y fortificado”. “La sala está sujeta a vigilancia constante con cámaras y está vigilada las 24 horas del día por personal de Seguridad Nacional, fuerzas auxiliares y la Gendarmería Real”.

El proceso de apertura de los exámenes comienza en presencia del jefe de la región de seguridad, a las cinco de la mañana. Posteriormente, unidades especiales transportan y los distribuyen a los distintos centros mediante un grupo de coches que cuentan con una estricta y especial cobertura de seguridad. El trabajo de los cuerpos de seguridad, durante las 24 horas del día, supone garantizar que no sean filtrados los temarios.

Por otra parte, el suicidio de una estudiante de 17 años en la ciudad de Safi, tras ser sorprendida haciendo trampa durante los exámenes de final de bachillerato ha desatado una polémica educativa, en medio de demandas para reconsiderar el examen actualmente vigente.

En este contexto, el ex Ministro de Educación y experto en educación, Khaled Al-Samadi, afirmó que el sistema educativo en Marruecos es testigo de una confusión entre evaluación y examen. Según el académico, la evaluación es continua y permanente, mientras que el examen es “instantáneo y detallado”. Subrayó que los exámenes van acompañados de un estado de alerta por todas partes, desde la movilización psicológica hasta la familiar, pasando por la social y la seguridad, que nada tiene que ver con la evaluación.

Dijo que la palabra “examen” por sí sola crea un estado de terror para el estudiante, además de la movilización comunitaria, las medidas de seguridad y la movilización de los padres. Sin olvidar algunos medios y redes sociales que agravan aún más la situación. Todo esto, despoja a los exámenes de bachillerato del carácter de “un sistema de evaluación fácil y sencillo, más bien se ha convertido en un momento de terror”, que también se encarna en la inspección de los estudiantes mediante “escáneres” y un estricto sistema de seguimiento, que incluso algunos profesores rechazan, porque no es una de sus funciones.