Meloni se felicita por el caída de la inmigración irregular que se dispara en España

Meloni se felicita por el caída de la inmigración irregular que se dispara en España

Giorgia Meloni puede presumir de una política migratoria que da resultados: el número de inmigrantes ilegales que entran en Italia ha caído en picado. Con 40.138 inmigrantes ilegales desembarcados en las playas del país el 27 de agosto de 2024, frente a los 113.469 de la misma fecha del año pasado, las estadísticas del Ministerio del Interior italiano muestran un descenso del 65% en el número de entradas irregulares con respecto a 2023.

Esta cifra también es inferior a la de 2022, cuando, del 1 de enero al 27 de agosto, las autoridades italianas contabilizaron 55.921 inmigrantes ilegales. Entre estos inmigrantes ilegales, el número de menores no acompañados se ha dividido prácticamente por 4: desde el 1 de enero de 2024 se han contabilizado 5.044, frente a los 18.820 del mismo periodo del año pasado.

El ministro del Interior, Matteo Piantedosi, amigo íntimo y antiguo asesor de Matteo Salvini, publica con orgullo con una actualización semanal en la página web de su ministerio. Desde 2022 se ha convertido en el zar de la política migratoria de Giorgia Meloni.

La primera ministra italiana llegó al poder con la promesa de controlar los flujos migratorios pero los resultados tardaron en llegar. En 2023 el país experimentó un fuerte aumento de las entradas de inmigrantes clandestinos, más del doble que en 2022. Aun así, Meloni siguió tejiendo alianzas con los países del Norte de África como Libia y Túnez para reducir la avalancha.

Esta política de acuerdos y cooperación con los países mediterráneos de los que proceden los inmigrantes ilegales que desembarcan en las playas italianas también ha permitido al Gobierno italiano aumentar el número de inmigrantes ilegales repatriados. Según el diario conservador “Il Giornale”, ya se han repatriado más de 9.000 personas en 2024, de los cuales al menos 5.000 a Libia y casi 4.000 a Túnez. Una vez más, esta cifra va en aumento.

“Il Giornale” señala también el probable efecto disuasorio de las diversas medidas para endurecer las condiciones de la inmigración ilegal adoptadas por Meloni desde que llegó al poder, la mayoría de ellas en forma de decretos ley: endurecimiento de las penas para contrabandistas y capitanes de embarcaciones, facilitación de las expulsiones (que ya no tienen en cuenta los posibles lazos familiares entre inmigrantes ilegales y personas residentes en Italia), restricciones del derecho al trabajo para las personas beneficiarias de un régimen especial de asilo y controles de las actividades de las ONG de rescate de inmigrantes.

Los centros de acogida previstos en Albania, conocidos por sus críticos como el Guantánamo de la inmigración irregular, también han hecho papel a pesar de los retrasos en su construcción. Estos centros tienen una función disuasoria al trasladar a los solicitantes de asilo fuera de las fronteras de la Unión Europea para examinar su situación. Tras una serie de aplazamientos, el Ministerio del Interior italiano espera verlos abiertos a finales de agosto.

Sin embargo, este descenso en la llegada de inmigrantes ilegales a Italia no significa que las rutas migratorias entre el sur y el norte del Mediterráneo estén cerradas, ni mucho menos. Al mismo tiempo, los desembarcos en España han aumentado un 155% y en Grecia un 222%.

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