Meloni sienta en el banquillo a los intelectuales críticos

Meloni sienta en el banquillo a los intelectuales críticos

La ultraderecha en Italia, pero también en toda Europa, concluyó que perdió la batalla política y electoral durante años porque no fue capaz de construir un relato cultural hegemónico. Esa idea, que expuso el filósofo comunista Antonio Gramsci, se ha convertido en el último lustro en el gran caballo de batalla de partidos como Vox en España; Reconquista, de Éric Zemmour, en Francia, o Hermanos de Italia. El objetivo está definido, y el camino para llegar hasta él es heterogéneo. En Italia, Giorgia Meloni ha decidido colonizar el espacio mediático —la televisión pública— y cultural del país con programas y directivos afines a su agenda ideológica. Pero, además, ella y su entorno cercano han sentado en el banquillo a todos los intelectuales críticos que señalan el indiscutible origen posfascista de su partido, un dato incómodo para ese nuevo relato cultural dominante. Cinco de esos intelectuales, desde Roberto Saviano a la filósofa Donatella di Cesare, han pasado por un tribunal y creen que no serán los últimos.

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