Mongolia incumple la orden de arresto contra Putin emitida por la CPI durante su visita oficial al país

Mongolia incumple la orden de arresto contra Putin emitida por la CPI durante su visita oficial al país

El presidente ruso Vladimir Putin ha sido recibido este martes con honores en Mongolia, a pesar de la orden de detención internacional emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) por supuestos crímenes de guerra cometidos durante la invasión de Ucrania. El líder del Kremlin se encuentra de visita de Estado en este país centroasiático enclavado, miembro del tribunal con sede en La Haya, para celebrar la victoria en 1939 de las tropas soviéticas y mongolas sobre el ejército japonés. Antes de su llegada, Ucrania reaccionó con furia y solicitó formalmente al país anfitrión que cumpliera con el auto y entregara de inmediato a Putin. Del mismo modo, la Unión Europea manifestó su preocupación por la falta de acción en este sentido. Sin embargo, Ulán Bator optó por ignorar estos llamamientos y extendió la alfombra roja al mandatario, generando rotundas críticas internacionales.

«Pedimos disculpas a todos, pero no podemos hacer nada». Este fue el comunicado del Gobierno mongol después de no poder ejecutar la orden de detención internacional contra el presidente ruso tras aterrizar en el país. En declaraciones al medio Político el martes, un portavoz del Ejecutivo mongol señaló que su país se encuentra en una posición de dependencia energética, lo que hace difícil proceder a dicho arresto. «Mongolia importa el 95% de sus productos petrolíferos y más del 20% de la electricidad de nuestro vecindario inmediato, que anteriormente han sufrido interrupciones por razones técnicas. Este suministro es fundamental para garantizar nuestra existencia y la de nuestro pueblo», lamentó el portavoz.

La CPI emitió una orden de arresto contra el presidente ruso el 18 de marzo de 2023, acusándolo de ser [[LINK:INTERNO|||Article|||633c44047b23b0e41c41177c|||el «presunto responsable» de la deportación ilegal de niños]] ucranianos y su traslado de zonas ocupadas en Ucrania a Rusia. Este acto es considerado un crimen de guerra según el Estatuto de Roma, el tratado fundacional de la CPI. Los delitos de los que se le acusa ocurrieron al menos desde el 24 de febrero de 2022 en el «territorio ocupado de Ucrania».

Desde la emisión de dicha orden, el jefe del Kremlin ha limitado significativamente sus viajes al extranjero, evitando aquellos países que han ratificado el Tratado de Roma. Cabe destacar que Mongolia firmó dicho documento en 2000, lo ratificó en 2002 y es miembro desde 2003. Es más, en junio pasado el país reafirmó su «inquebrantable» apoyo a la Corte, junto con otros 92 miembros. Tanto la CPI como la Unión Europea han recordado al país democrático que, como miembro del tribunal, está sujeto a las obligaciones que este impone.

Este extenso país con una población de 3,3 millones de habitantes se encuentra en una ubicación geográfica desafiante, sin acceso al mar, y enclavado entre las superpotencias de Rusia y China. Ha navegado con cautela por la delicada cuerda floja diplomática para evitar antagonizar a cualquiera de sus poderosos vecinos, con los que mantiene profundos lazos históricos y económicos. La devastadora invasión rusa a gran escala de Ucrania no ha alterado la estrategia del Gobierno de Ulán Bator, que continúa equilibrando sus relaciones fronterizas.

Con todo, la decisión de Ulán Bator de no detener a Putin ha suscitado críticas generalizadas en el ámbito internacional. Según Heorhiy Tykhyi, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, «han facilitado que un individuo acusado de crímenes de guerra evada la justicia, y por lo tanto comparte la responsabilidad por estos actos». Por su parte, Altantuya Batdorj, directora ejecutiva de Amnistía Internacional en la nación, señaló que «el líder es considerado un prófugo de la justicia. La falta de detención durante sus desplazamientos a Estados miembros de la CPI promueve su conducta actual y debe ser vista como un esfuerzo estratégico para minar la labor de la Corte».

Al tiempo que Putin era agasajado en la capital mongola, sus tropas atacaron un centro de entrenamiento militar y un hospital ucraniano cercano en Poltava causando la muerte de al menos 49 personas e hiriendo a más de doscientas, según informó el presidente Volodimir Zelenski. Al parecer, el golpe resultó ser uno de los más mortíferos perpetrados por las fuerzas rusas desde el inicio de la contienda, el 24 de febrero de 2022.

En los últimos meses, Putin ha emprendido una serie de desplazamientos al extranjero con el objetivo de mitigar el aislamiento internacional que enfrenta. En mayo visitó China, seguido de Corea del Norte y Vietnam, y en julio participó en una reunión de la Organización de Cooperación de Shanghai en Kazajistán. Sin embargo, su agenda internacional se ha visto marcada por controversias. El año pasado, el Gobierno sudafricano ejerció presión para evitar su presencia física en Johannesburgo durante la cumbre de los BRICS, lo que le llevó a participar de forma remota a través de videoconferencia. Este episodio resuena con el pasado de Sudáfrica, ya que en 2015 el país fue objeto de críticas por no arrestar al entonces presidente sudanés Omar al Bashir durante su visita con motivo de una cumbre de la Unión Africana, lo que genero condenas tanto de activistas como del principal partido de la oposición.

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