Murray no deja el tenis, el tenis deja a Murray

Murray no deja el tenis, el tenis deja a Murray

Son las nueve de las nueve y media de la noche y en la Centre Court de Wimbledon se encogen los estómagos. Habla un buen hombre, comprometido, genuino en un mundo donde hay no poca apariencia. Un competidor salvaje. Su coronilla ha empezado a despoblarse y se han acentuado las entradas; 37 años, tipo duro, ahora afligido. Andy Murray no deja el tenis, sino que el tenis le deja a él. Ahora sí que sí, se acaba el recorrido. “Es duro. Me encantaría seguir jugando, pero físicamente no puedo. Las lesiones se han acumulado y no han sido insignificantes. Quiero jugar para siempre, amo el deporte; me ha dado tanto… Me ha enseñado muchas cosas que me servirán para el resto de mi vida. No quiero parar, es duro”, dice al empuñar el micro tras casi dos minutos de ovación cerrada en la pista central.

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