Naomi Campbell: la caída de la diosa de ébano

Naomi Campbell: la caída de la diosa de ébano

La llaman la diosa de ébano, una madera cuya negrura es de las más intensas y exóticas que se conocen. Aporta elegancia y es muy resistente. Pero es de las pocas que se hunden en el agua y Naomi Campbell, inhabilitada por cinco años para gestionar fondos por desfalco en su fundación Fashion for Relief, acaba de iniciar su abrupta caída hacia un océano de descrédito.

Además de diosa de ébano, fue musa de Karl Lagerfeld, brilló en el selecto grupo de las top models de los noventa y Nelson Mandela la nombró nieta honorífica por su activismo contra el racismo. Con ocho años apareció en un vídeo de Bob Marley y con 18 fue portada de «Vogue» Francia, un hito que aprovechó para pelear por la igualdad. Nadie ha logrado imitar su distintiva forma felina de caminar y, a sus 54 años, desafía a la misma naturaleza para mantener su poderío en alfombras y pasarelas.

¿Qué le faltó? Más bien qué le sobró. Le sobró despilfarro de sí misma y esa impertinente fiereza siempre a punto que le hizo arrear bofetadas a sus asistentes, a una actriz y a un policía. En dos ocasiones fue sentenciada a varios días de servicio comunitario y asistió, sin ningún éxito, a terapia para manejar su ira. Años después, avergonzada, achacó su irascibilidad a una infancia complicada.

Ahora, tras una investigación de cuatro años, la Charity Commission ha concluido que solo un 8,5% del dinero recaudado por Fashion for Relief, nacida en 2005 con el fin de unir fuerzas en la industria de la moda para acabar con la pobreza, se ha destinado a causas humanitarias. El resto se desvió a caprichos y gastos personales de la modelo y de otros fideicomisarios. Los auditores hablan de «múltiples casos de mala conducta y gestión». Solo entre 2016 y 2022, gastó dos millones de euros en hoteles de lujo, tratamientos de belleza, vuelos privados y tabaco. A la modelo se le acusa también de otras infracciones graves, como no presentar las declaraciones legales o incumplir los planes de acción y gestión. Save the Children y Unicef son dos de las organizaciones que han emitido sus quejas. Va a tener que enfrentarse al juicio en los tribunales y al de la opinión pública. Ella alega que no tenía el control, pero la ignorancia resulta grosera. Tiene fama de diva caprichosa, inestable, excéntrica e indomable. Quienes la han tratado dicen que pasa del tierno ronroneo al rugido explosivo. Desde marzo de 2024, la organización está disuelta, pero no ha causado en ella el más leve temblor. Esta semana volvió a deslumbrar en París, confiando, como diosa de ébano, en su eternidad.

Please follow and like us:
Pin Share