No comas el pollo medio crudo: Estos son los riesgos para la salud de no cocinarlo lo suficiente

No comas el pollo medio crudo: Estos son los riesgos para la salud de no cocinarlo lo suficiente

La carne más consumida del mundo es la de cerdo, y no la de pollo, como mucha gente piensa. Las aves de corral son el segundo tipo de este alimento más utilizado habitualmente en las cocinas de todo el globo. En España, sin embargo, el producto cárnico rey sí es el pollo. Según Statista, en 2022 el consumo medio per cápita de carne de pollo era de 10,51 kilogramos en nuestro país, casi el triple que la de vacuno.

No todas las carnes necesitan del mismo tiempo de cocción para poder ser consumidas sin riesgos para la salud. De hecho, dependiendo del país y los tratamientos que haya recibido el animal, hay productos cárnicos aptos para el consumo en crudo o no. La gastronomía mundial está llena ejemplos de carnes que se comen sin cocinar: carpacho, steak tartar, ceviche, etc.

Sin embargo, la carne de pollo no se recomienda, bajo ninguna de las maneras, que se consuma cruda o con un punto de cocción insuficiente. Además, como veremos más adelante, es muy importante no lavar la carne de pollo, ya que se puede provocar el efecto contrario al que se buscaría.

¿Por qué no se debe lavar la carne?

No es ninguna ‘guarrada’, de hecho, es lo mejor que se puede hacer si no se quiere contaminar toda la carne de microorganismos. Aunque es cierto que en la capa superficial de la carne puede haber (y hay) bacterias, el interior es estéril. Lavar el pollo con agua corriente solo provoca que estos patógenos se extiendan por el fregadero y por todo el interior de la pieza.

No hay que preocuparse de estas bacterias superficiales, ya que al cocinar la carne, estas bacterias se eliminarán casi por completo. El calor resulta letal para la mayoría de microorganismos y otras toxinas que pueden presentarse sobre la superficie de los alimentos. Dependiendo del tipo de carne, las autoridades sanitarias en materia de alimentación recomiendan distintas temperaturas mínimas de cocción a las que es seguro consumirlas.

Carne picada: 70ºC durante 2 minutos o 75ºC durante 30 segundos.Aves (pollo y pavo): 74ºC hasta que esté bien hecha (ninguna parte cruda).Carne de caza: 74ºC, y fundamental dejarla bien hecha.Piezas de carne: 63ºC durante 3 minutos mínimo para la poco hecha, 71ºC para la medio hecha y 77ºC para la muy hecha.

¿Qué peligros tiene comer pollo poco hecho?

Como veremos más adelante, la carne de pollo puede contener bacterias muy comunes como la Salmonella o la Campylobacter, que pueden provocar graves infecciones y enfermedades en el organismo. Aunque estos microorganismos suelen morir cuando se cocina el pollo, es fundamental llegar a una buena temperatura y punto de cocción adecuados para asegurarnos de que no sobrevive ninguno.

Para evitar las intoxicaciones alimentarias, es imprescindible seguir los consejos de las autoridades de la salud a rajatabla. Comer carne de pollo cruda o sin un punto de cocción suficiente puede provocar diarreas graves y vómitos. Si se quiere tener la máxima certeza de que el pollo ha sido cocinado a la perfección, se puede utilizar un termómetro de alimentos para medir la temperatura y que no queden dudas sobre si es seguro comerlo.

La carne de pollo, la más infecciosa

Según el informe ‘One Health’ de 2022, realizado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria de forma conjunta con el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés)el ECDC sus siglas en inglés), la campilobacteriosis y salmonelosis fueron las enfermedades zoonóticas en humanos más notificadas en la Unión Europea.

Y es que el mayor foco que detectó este informe como propagador de infecciones por la campilobacteriosis, causada por bacterias del género ‘campylobacter’ y motivo del mayor número de episodios de gastroenteritis en el mundo desarrollado, fue la carne de pollo.

Las infecciones causadas por esta bacteria se caracterizan por la aparición de diarrea (a menudo sanguinolenta), dolor abdominal, malestar, fiebre, náuseas y vómitos entre 1 y 11 días tras ingerir el alimento contaminado. La sintomatología suele durar una semana y, en general, no más de 10 días.

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