No es una derrota conservadora, es una devastación

RMAG news

Hace ya años que —por suerte— nadie se refiere a las elecciones como “la fiesta de la democracia”, pero en el Reino Unido aún saben cómo convertir las elecciones en una fiesta. En los clubs más políticos de Londres prolongan las veces que haga falta el whisky de la cena para seguir el conteo como quien ve un partido de fútbol. Son muchas horas y, en consecuencia, pueden ser muchas copas, pero en un país con la pasión por la apuesta, seguir en directo si Chichester se mantiene conservadora o Somerset Norte vira al laborismo se acompaña con los vítores que por lo general reservamos a las tandas de penaltis.

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