Pepe González, el artista que se convirtió en mito

Pepe González, el artista que se convirtió en mito

Pepe González se ha convertido en uno de los grandes mitos del cómic de nuestro país. Con el paso de los años su obra se ha ido revalorizando, especialmente más allá de nuestras fronteras, pese a que son pocos, muy pocos los títulos que se pueden encontrar hoy en el mercado con algunos de sus trabajos. Considerado como uno de los mejores dibujantes de todos los tiempos, un verdadero maestro con el lápiz, su historia ha dado pie a una serie documental, como es «Love Strip» de Tony Macousqui, además de una larga novela gráfica de Carlos Giménez titulada «Pepe».

Este mes Norma Editorial publica un volumen necesario en el que toma la palabra el propio Pepe González gracias a su obra plástica. «El arte de Pepe González» es un repaso a la carrera del artista, al mejor retratista que ha tenido nunca Marilyn Monroe, la principal musa de su lápiz. De esta manera podemos ver los primeros trabajos de González, con solo catorce años, precisamente con la rubia platino por excelencia como protagonista y musa a la que no abandonó. El volumen también nos aproxima a su labor en la agencia Selecciones Ilustradas de Josep Toutain, además de sus colaboraciones con Norma Editorial. A ello se le suma su mundialmente conocida y reconocida labor dibujando a ese icono del cómic para adultos que se llama Vampirella.

Pepe González lo dibujó todo, desde portadas de revistas dedicadas al Dúo Dinámico a páginas protagonizadas por la muñeca Barbie pasando por las cubiertas de las novelas sentimentales de Corín Tellado. Igualmente son extraordinarias las carpetas que dedicó a algunos de los grandes nombres del séptimo arte clásico, una de sus pasiones, con extraordinarios retratos de Greta Garbo, James Dean, Humphrey Bogart y, cómo no, su idolatrada Marilyn Monroe. Buena parte de sa obra aparece en el volumen de Norma Editorial.

Una de las grandes tragedias que persiguen a Pepe González es que si escribimos sobre él estamos desgraciadamente condenados a hablar de su trágico final. El dibujante falleció en Barcelona un 13 de marzo de 2009 en una situación que rozaba la indigencia, olvidado por muchos de los que ahora buscan sus originales para revenderlos a los más elevados precios. Cuando falleció, al cabo de pocos días buena parte de su legado, de los muchos dibujos que quedaban en su casa, acabaron en un contenedor de basuras del Eixample barcelonés. Luego vinieron los homenajes, pero ya era tarde.

González vivió al límite, como había querido, saboreando la noche hasta que empezaban a salir los primeros rayos del sol, apurando la vida entre copas en todo tipo de locales en los que a veces la moneda de cambio para otra copa era uno de sus extraordinarios e inimitables originales. Fue bohemio hasta las últimas consecuencias, hasta que su talento y su salud dijeron basta.

Hace años que Pepe González y su arte reclaman una gran exposición que permite contemplar la magnitud de su magisterio artístico. Por desgracia, parece que esa posibilidad no entra en ninguna programación. El libro «El arte de Pepe González», en sus más de 200 páginas, viene a suplir esa ausencia y nos acerca todo lo mejor de un dibujante al que Barcelona le debe un reconocimiento. Puede que este volumen sea un primer paso para esto. Ojalá.