Perdidos en el espacio

Perdidos en el espacio

Cuando el emperador se paseaba entre un público enfebrecido, un esclavo se acercaba a su oído con la advertencia: “Recuerda que eres mortal”. Cuántas veces no habremos pensado que alguien, no ya esclavo, sino un funcionario público asignado para esa labor, debería advertirle al político de que, si al emperador la muerte le arrebataba el poder, ahora, cuando los ciclos de la vida pública son tan fugaces, debería encarar el cargo asumiendo que habrá un futuro cercano en que la nube de pelotas y aplaudidores se esfumará y el hoy poderoso pasará a habitar ese universo grisáceo donde conviven los que algún día fueron alguien. Tengo edad como para haber asistido al ascenso y caída de algunos emperadores de nuestro tiempo: al ostentar el poder eran incapaces de centrar la mirada, y al perderlo volvían a buscar implorantes la atención del prójimo.

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