Plebiscito sanchista a costa de Europa

Plebiscito sanchista a costa de Europa

En un rasgo no exento de populismo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha diseñado un marco plebiscitario para afrontar las elecciones europeas de este domingo. Es, por supuesto, una estrategia de trazo grueso, típicamente maniquea, que no sólo busca la polarización de los votantes, sino, también, ocupar espacios a su izquierda a toque de clarín.

La peripecia judicial de su esposa, Begoña Gómez, ha terminado de cerrar el círculo, trasladando a los votantes socialistas el imaginario de un líder y adalid de la España decente atacado vilmente por los enemigos de la democracia. Serán las urnas las que dictaminen el éxito o el fracaso de una operación siempre problemática, porque tiene el efecto directo de la movilización del adversario.

No vamos a entrar en los contenidos de la propaganda gubernamental, que centra el objetivo en llevar al ánimo de la opinión pública que no fue el PP quien ganó las elecciones generales y en equiparar al centro derecha popular con los partidos ultras y anti europeístas, porque, a nuestro juicio, es mucho más grave que la campaña personalista de Sánchez haya cubierto bajo una densa cortina de humo algunos de los desafíos fundamentales que los ciudadanos españoles, como europeos, se juegan en estos comicios.

El primero y más importante por razones de plazos y calendarios tiene que ver con las políticas climáticas de la Unión Europea, plasmadas en la «Agenda 2030», con afección directa al modelo económico sobre el que se ha conformado la UE y que además de obligar a los países miembros a realizar unas enormes inversiones financieras para la transformación de los sistemas productivos, en especial de la industria y la energía, modificará sustancialmente el modo de vida de sus habitantes, con mayor incidencia en el mundo agrario.

El segundo asunto está relacionado con las políticas migratorias y la seguridad pública, que suponen una de las principales preocupaciones en las sociedades europeas, con independencia de las bases reales de esta percepción. El tercer asunto versa sobre la apertura de las fronteras comerciales a países terceros, especialmente, los productores agropecuarios, a quienes amplias capas de la población acusan de competencia desleal

. Detrás de estos tres desafíos se encuentra el auge de los partidos populistas en Alemania, Países Bajos, Polonia, Francia e Italia, por citar sólo algunos, pero, también, las maniobras de recobrada prudencia de las formaciones de centro derecha y socialdemócratas, que reconocen que el exceso de ambición de las políticas medio ambientales ha sido contraproducente. Son, creemos, debates que hubieran merecido desarrollarse con detenimiento y profundidad, pero que, como decimos, en España han quedado opacados por los problemas personales de Sánchez y de su esposa.