Ponce conquista la tierra de El Fandi en el inicio de su despedida en España

Ponce conquista la tierra de El Fandi en el inicio de su despedida en España

Enrique Ponce ha conquistado la tierra de El Fandi en la primera de abono de la feria taurina del Corpus de Granada, después de que el Chiva haya cortado tres orejas en una tarde en la que estuvo acompañado en la puerta grande por el diestro granadino, que también cortó tres orejas; mientras Sebastián Castella, con un apéndice, se marchó a pie.

En la primera tarde en España del año de su despedida de los ruedos, Ponce salió al tercio a saludar al acabar el paseíllo con la ovación que le brindó el mismo público de Granada que tanto le ha dado en sus 35 años de alternativa.

En el primero de su lote tuvo que bregar con un toro abanto y sin fijeza, con constantes amagos de rajarse buscando la querencia hacia chiqueros y embestidas bruscas, pero el diestro valenciano tuvo el tacto y la paciencia para esperar su momento.

Su voluntad y tesón, mejor por el pitón derecho, le posibilitó alcanzar varias tandas completas propiciadas por la rendición total del primero de la tarde, que sin embargo por izquierdo se mostró negado, aunque ello no le impidió cortar un apéndice.

Fue en el segundo de su lote donde Ponce se mostró en modo ambicioso, dispuesto a conquistar la tierra de El Fandi, y toreando con el alma, despacio y gustándose hasta alcanzar pases muy largos ante el toro de mayor calidad de la corrida, acabando a dos rodillas, lo que posibilitó que cortara las dos orejas y el público se rindiera el día que comenzó su despedida de los ruedos en el país con dos emotivas vueltas al ruedo.

Cuando David Fandila “El Fandi” torea en Granada se transforma en un torbellino dispuesto a todo con tal de no defraudar a su afición, tal y como demostró nada más salir el segundo de la tarde, al que recibió con tres largas cambiadas de rodillas que pronto corroboraron que apostar por el granadino en la tarde de Corpus es hacerlo por caballo ganador.

No obstante El Fandi tuvo que esmerarse para conseguir la fijación de un toro que salía suelto de los engaños y al que poco a poco fue sometiendo pese a sus intentos de huida constante, aunque con tandas circulares logró cuajar una faena redonda que, unido a su tercio de banderillas, le otorgó una oreja.

En el quinto de la tarde, un toro alto y que superaba los 600 kilos, el diestro granadino tuvo que ir manteniendo un pulso constante, consintiéndolo a media altura para irlo forzando a que humillara, algo que hizo en la recta final de la faena antes de que se rajara por completo buscando la salida, aunque un remate variado de las tandas, mediante circulares y por los dos pitones, le brindaron las dos orejas.

El que peor lote se llevó fue Sebastián Castella, que en el tercero de la tarde se topó con un toro parado y con menos fuerza, además con algún defecto visual que le impedía tener fijeza a los trastos, aunque eso no frenó al diestro enganchar algunos muletazos de calidad, mejor por el pitón izquierdo que por el derecho y pudiendo cortar una oreja.

Sin enemigo se quedó Castella en el sexto de la tarde, cuando entonces tuvo que hacerlo todo ante un toro que se desentendió al completo, fue deslucido y sin interés ninguno en los intentos del francés por meterlo en faena, lo que le hizo ir a por la espada aun a sabiendas de que ello le iba a privar de salir por la puerta grande junto a sus compañeros de cartel.

FICHA DEL FESTEJO:

Plaza de toros de Granada. Primera de feria. La plaza registró tres cuartos de entrada en tarde calurosa.

Seis toros de Domingo Hernández, desiguales de presentación y de juego, mansos en general. El cuarto, el de mayor clase; nobles los tres primeros, aunque escaso de fuerza el tercero. Quinto con juego y sexto totalmente deslucido y sin recorrido.

Enrique Ponce, de grana y oro: estocada tendida (oreja); estocada tendida (dos orejas).

El Fandi, de blanco y plata: pinchazo hondo y media estocada (oreja); pinchazo y estocada tendida (dos orejas tras aviso).

Sebastián Castella, de azul marino y oro: estocada ligeramente tendida (una oreja); estocada completa algo trasera (silencio).