Por el derecho al anonimato

Por el derecho al anonimato

El debate sobre el anonimato en las redes, tras el asesinato del niño Mateo y la proliferación de mentiras racistas a su alrededor, es una maniobra de distracción y un sucedáneo oportunista. La vileza de los comentarios escandaliza y sirve a una prensa tan necesitada de atención como falta de autonomía con respecto al poder. El asunto se discute unos días y desaparece hasta la próxima. Aunque no haya un cambio inmediato, esas escaramuzas dialécticas tienen efectos: logran que naturalicemos la idea de que “algo hay que hacer”, y que aceptemos sin darnos cuenta que se necesitan más restricciones. (Un ejemplo: cada vez hay más sanciones administrativas, sin las garantías de un procedimiento judicial.)

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