Más por suerte que por desgracia, entre finales de esta semana y principios de la que viene la mayoría de alumnos de España de Centros de Educación regresarán a las aulas para dar comienzo al curso 2024/2025. Después de unas largas vacaciones de verano, es momento de volver a instaurarse en la rutina, tanto para los hijos como para sus padres. Dependiendo de la Comunidad Autónoma y del ciclo en el que se encuentren, puede que el regreso a vida estudiantil se alargue unos días más.
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La tristeza y la melancolía por el fin del periodo sin escuela dura pocos días, ya que los niños están deseando llegar a sus clases para ver de nuevo a sus amigos, descubrir si tienen algún compañero nuevo e intercambiar todas las historietas y aventuras vividas durante el verano. Si uno se asoma a las vallas del colegio estos días, puede ver a todos los alumnos revoloteando en grupos sin dejar de parlotear.
Extrañamente, durante los primeros días de la ‘vuelta al cole’, los niños aparcar parcialmente las pelotas de fútbol y juegos de patio como el ‘pilla pilla’ para simplemente charlar y contarse infinitos chismes y hallazgos hechos durante las vacaciones, ansiosos como están de encontrarse de nuevo los unos a los otros y soltar por fin esas anécdotas que guardaron como tesoros durante esos dos eternos meses.
Sin embargo, para los más pequeños este cambio de ‘tiempo libre’ absoluto a la monotonía estricta de la rutina puede resultar demasiado fuerte. Por ello, son muchos los centros escolares que reducen durante las primeras semanas la jornada lectiva, para que la adaptación se dé paulatinamente y sin suponer un shock para los niños de menor edad.
¿Por qué existe el ‘periodo de adaptación’ y cuánto dura en España?
Desde hace más de una década, son muchos los colegios que optan por una solución para paliar las rabietas y el estrés que le supone el cambio repentino de rutina a los alumnos de los primeros ciclos de educación obligatoria. Los horarios dependen de cada Comunidad Autónoma y de cada centro, pero casi todos recortan tiempo de la jornada de estudio tanto al principio como al final.
Es decir, que los alumnos comienzan las clases entre media y una hora más tarde, y se marchan a casa también en torno al mismo tiempo antes del que establece la jornada normal, que de mañanas suele comprender entre las 09:00 y las 14:00 horas. Esta reducción cada vez es menor, hasta que unas semanas después ya se introduce poco a poco y definitivamente la misma jornada que se mantendrá hasta el último mes del curso, cuando se instala de nuevo el ‘periodo de adaptación’, pero a la inversa.
Como ya hemos dicho, varía según cada centro infantil en concreto, pero por norma general este ‘periodo de adaptación’ dura entre tres y seis semanas, con tendencia a ir a menos progresivamente. A finales de curos, sin embargo, esta jornada dura una media de dos semanas, en función también de cuándo comiencen las vacaciones de verano.
Usualmente, estas jornadas se implementan en el primer ciclo de Educación Infantil y en el primer año del segundo ciclo de Educación Infantil. Es decir, desde los tres hasta los cinco o seis años de edad. Sin embargo, algunos colegios deciden extenderlo hasta incluso alguno de los primeros ciclos de Educación Primaria, por lo que lo más recomendable es consultar al propio centro si no se está seguro.
¿Cuál es la importancia de la ‘jornada de adaptación?
En el día de ayer, compartíamos en LA RAZÓN las implicaciones de la ‘vuelta al cole’ no solo para los niños, sino también para los padres, que van mucho más allá de un fuerte desembolso de dinero. Muchos adultos han reportado sentir una extraña mezcla de culpabilidad y ansiedad por la separación de sus hijos durante los primeros días en los que los dejan a cargo de los docentes en los centros de educación.
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En los niños, especialmente en los de menor edad, son habituales los llantos, rabietas y miedo por dejar de ser atendidos por sus progenitores y pasar a ser cuidados por personas ‘extrañas’ a las que todavía no conocen. Precisamente para evitar este tipo de situaciones Es por lo que se establecen los ‘periodos de adaptación’, para que poco a poco los niños se habitúen a pasar más tiempo separados de sus padres y obedeciendo las directrices docentes.
Desde la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE), apuntaban a una serie de razones por las que es importante mantener estas jornadas escolares reducidas durante las primeras semanas del curso:
Sentimiento de seguridad. Yendo poco a poco, los alumnos pequeños se acaban acostumbrando a que les cuiden los profesores, ya que al principio los pueden percibir como amenazas por no conocerles y generarles mucha inseguridad.Madrugar. A todos nos cuesta levantarnos pronto por la mañana, y más aún a los niños muy pequeños, que no tienen tanto control sobre la voluntad y las obligaciones. Paulatinamente, se acaban haciendo mejor a la idea de que deben cumplir con ciertas pautas de comportamiento.Dejar de depender de los padres. Para el desarrollo social de los hijos, es fundamental que sepan relacionarse con sus iguales sin la vigilancia constante ni la intervención de sus progenitores.Preparar la mochila. Se recomienda aprovechar el tiempo libre extra antes de las clases para que los padres se sienten junto a sus hijos para hacer un repaso de todo lo necesario para ir a la escuela y que aprendan a prepararlo por ellos mismos, fomentando su independencia.
