¿Por qué es malo ‘meterse en un berenjenal’ y cuánto mide exactamente ‘una camisa de once varas’? Este es el origen de las expresiones

¿Por qué es malo ‘meterse en un berenjenal’ y cuánto mide exactamente ‘una camisa de once varas’? Este es el origen de las expresiones

El lenguaje humano, por suerte, no siempre sigue una línea de racional, sino que va variando y evolucionando en el tiempo, no es una herramienta estanca. Si algo nos diferencia de una máquina o de una IA (Inteligencia Artificial) es que podemos echar mano del uso del absurdo y aún así comprendernos los unos a los otros a la perfección. Al igual que ‘una imagen vale más que mil palabras’, una expresión evocadora también nos ahorra largas conversaciones para dar a entender una idea.

Si una civilización ultra racional extraterrestre nos observara desde su nave espacial como quien mira a través la lente de un microscopio, verían en la raza humana comportamientos y formas de hablar de lo más inconexas. Si escucharan a persona acusar a otra de estar ‘mal de la olla’, indagarían sin éxito en qué lugar se oculta el aparato de cocina. Asimismo, aunque le ‘buscaran los tres pies el gato’, no verían más que un felino cuadrúpedo y con muy poca empatía.

Y es que es esa capacidad para utilizar metáforas y otras figuras retóricas las que hacen que el lenguaje humano se diferencia de la frialdad de un robot, dándole mucho más color y variedad. En el idioma español, además, siempre se han gustado muchos sus hablantes de jugar con las palabras y las expresiones, generando incluso que algunas veces, personas de otros países o incluso provincias no sean capaces de entenderse, aun hablando la misma lengua.

En algunas ocasiones, puede ser un lío, pero también hay cierta clase de expresiones que, por un motivo u otro, acaban extendiéndose por todo el mundo. Sin embargo, mucha gente utiliza frases hechas sin conocer realmente su origen, pero sí su uso. Una persona intolerante a la lactosa utilizará ‘está como un queso’ para referirse a alguien muy atractivo, o dirá que otro ‘está en Babia’ sin saber siquiera que ésta queda por la provincia de León.

¿Por qué es malo ‘meterse un berenjenal’?

Tal vez esta expresión sea de uso muy común, aunque muchos ciudadanos, especialmente los que no han vivido nunca en un pueblo, no saben por qué se dice que alguien ‘se está metiendo se un berenjenal’ cuando comienza a adentrarse en problemas o en un terreno peligroso, en el sentido figurado. El origen tiene que ver con la estructura de la planta, que no es una hortaliza sino una fruta.

Esta frase es más utilizada en España, ya que en otros países de habla hispana a la berenjena le llaman ‘plata-huevo’ (por su nombre en inglés, ‘eggplant’) o nana. La segunda acepción de esta palabra en el Real Diccionario de la Academia Española (DRAE) es de uso coloquial, y significa “Embrollo, jaleo, lío”. Cuando se mira de cerca un cultivo de berenjenas se puede entender el por qué.

La planta de la berenjena tiene unos tallos duros y espinosos, que le dan un aspecto más de arbusto que de herbácea, categoría a la que realmente pertenece. Además, entre diferentes matas pueden llegar a formar estructuras parecidas a una enredadera. Por lo tanto, intentar transitar por un berenjenal puede dejarnos con pequeños cortes y varios tropiezos a cuenta de estas plantas tan utilizadas en la gastronomía global.

¿Cuánto mide ‘una camisa de once varas’?

Aunque hay quien las usa de forma indistinta, no se debe confundir ‘meterse en camisa de once varas’ con ‘meterse en un berenjenal’. Tienen motivos que van en la misma línea, pero difieren mucho en los detalles. ‘Meterse en camisa de once varas’ se utiliza cuando alguien está entrando en una tema ‘que le queda grande’, es decir, del que no tiene conocimiento suficiente o sobre el que no tiene ninguna competencia.

El término tiene dos orígenes, ambos de época medieval. La primera es que durante la Edad Media se le llamaba ‘camisa’ a la parte exterior de una muralla situada entre dos torreones. La segunda, y mucho más interesante, hace referencia a una unidad de medición del espacio antigua. Las ‘varas castellanas’ medían 84 centímetros, y se utilizaban normalmente para hablar de las proporciones de una prenda de ropa.

Una vara castellana mide, aproximadamente, 84 centímetros de largo, o lo que es lo mismo, tres pies castellanos de 28 centímetros. Este pie equivaldría a una talla 43 de zapato, en tallaje de Europa. Resulta muy lioso tanta conversión de unidades, lo importante es que expresar ‘una camisa de once varas’ es como decir ‘una camisa de 9,24 metros’, o sea, inmensa.

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