El petróleo es, desde hace algo más de una semana, la nueva comidilla de los corros económicos. La fuerte subida de precios tras la respuesta de Irán al ataque israelí sobre el Líbano ha sembrado de incógnitas un futuro que parecía escrito: el crudo llevaba meses picando a la baja, con la demanda creciendo mucho más lentamente que la oferta y las expectativas de futuro más que contenida. Truncada esa senda, al menos temporalmente, la duda a la que se enfrenta hoy el mercado es hasta dónde llegará el repunte y qué implicaciones tendrá sobre la sala de máquinas de la economía mundial. También sobre la política monetaria.
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