Presos almerienses peregrinan a Santiago para reinsertarse

Presos almerienses peregrinan a Santiago para reinsertarse

Un grupo compuesto por cinco internos de «El Acebuche», cuatro hombres y una mujer, acompañados por el capellán penitenciario y miembros del personal de la prisión almeriense, han concluido este fin de semana su peregrinación a Santiago de Compostela, en un camino de descubrimiento y reflexión personal previo a su inminente puesta en libertad. «Aparte de andar mucho espero encontrarme un poquito, que llevo mucho tiempo perdida y me hace falta pensar mucho sobre mi vida», confesó la reclusa Isabel, tras recibir la bendición del obispo en la Catedral de Almería y el sello de una primera etapa que se realizó en furgoneta hasta la localidad de Sarria, en Lugo, para desde allí recorrer más de cien kilómetros a pie. «Yo soy la que se queja, de que me duelen las piernas, de que no puedo con la espalda», confesó entre risas mientras afrontaba las primeras etapas, subrayando que «todo es precioso, después de estar encerrada entre cuatro paredes y aislada del mundo exterior».

Fueron los propios reos quienes plantearon la iniciativa como una prueba más del «acercamiento a la sociedad, al mundo libre, al que necesariamente tendrán que incorporarse próximamente», como informó el director de la cárcel, Miguel Ángel Cruz.

«Si el ciudadano libre puede acceder a este tipo de experiencias, ¿por qué no se van a hacer desde un centro penitenciario?», cuestionaba el máximo responsable de El Acebuche, poniendo de relieve la especial «sensibilidad que tenemos en el ámbito espiritual, de la reflexión y de la meditación» en la cárcel almeriense. «Es una experiencia buenísima, que puedan salir, convivir y también repensar la vida, que es para lo que hacemos el camino», valoró el obispo almeriense, Antonio Gómez Cantero, después de compartir con ellos sus propias vivencias. «Yo lo hice hace años, desde León, solo, y fue una experiencia que me marcó», manifestó el pontífice, destacando que «estamos celebrando los 500 años de la Catedral y es muy bueno que salgan de este camino mozárabe que empieza aquí, aunque ellos irán al camino francés desde Sarria» para un «viaje de autodescubrimiento». «Son personas en un proceso de reinserción a la sociedad», afirmó el capellán de la prisión y delegado de los párrocos penitenciarios de la Diócesis de Almería, Manuel Navarro, incidiendo en la «oportunidad que se les da para discernir, reflexionar y ver hacia dónde se dirigen». Como otro de los participantes en esta ruta de «descubrimiento interior», que llevaba sin hacerse 14 años desde la cárcel almeriense, Navarro compartió la «esperanza» de que «tras la experiencia se puedan sacar conclusiones para su reinserción».

«Después de tanto tiempo recluido, disfrutar del aire, ver el paisaje, está siendo algo muy bonito», manifestó Emilio, otro de los peregrinos «contento por haberlo hecho, aunque al principio tenía algunas reservas y ahora me siento muy libre». Incluso se plantea «volver a repetir esta experiencia, ya fuera, con la familia o con los amigos, una vez salga y cumpla mi condena». «En otra situación no se valoraría tanto», comentó su compañero Joaquín, convencido de que su «plena reinserción ya es posible” y disfrutando de la “enorme belleza» del paisaje gallego.

En total han sido cinco etapas a través de las localidades de Portomarín, Palas de Rei, Arzúa y Pedrouzo, antes de finalizar en la Catedral de Santiago de Compostela. Los cinco reclusos han estado acompañados también por un educador social, un voluntario y la subdirectora de Régimen de El Acebuche, María del Mar Soriano. La responsable de tratamiento del centro incidía en que los internos «están muy contentos y están disfrutando muchísimo del viaje». Soriano reconoció que también «a nosotros, que vamos con ellos, nos sirve», porque «nunca tenemos tiempo para nosotros mismos y nos sirve para encontrar momentos de autoconocimiento».

«Son personas muy humanas, te sientes muy a gusto con todos y te evades por completo de aquello que pronto será pasado, la cárcel», destacó Isabel, antes de continuar un camino en el que «vamos dialogando, conociéndonos y compartiendo muchas cosas». «Me alegro de haberlo hecho; esto no es solo andar», apuntó el preso Emilio, contando los días que le esperan hasta la libertad definitiva.