Putin envía a Kim Jong-un 24 caballos pura sangre a cambio de artillería

Putin envía a Kim Jong-un 24 caballos pura sangre a cambio de artillería

Un nuevo lote de sementales Orlov Trotter, codiciados por la élite norcoreana, cruzó la frontera hacia Pyongyang el pasado fin de semana, según informaron las autoridades veterinarias de Primorsky Krai, la región rusa ubicada en el Lejano Oriente y conectada por ferrocarril con Corea del Norte. Este envío, que incluye 19 caballos y cinco yeguas, ha despertado el interés de los medios surcoreanos, quienes lo interpretan como un posible pago inicial por los proyectiles de artillería que Kim Jong Un ha suministrado a Moscú en el contexto de la guerra en Ucrania. El singular intercambio no solo evidencia la íntima conexión entre ambas naciones, sino que también suscita interrogantes sobre las dinámicas de poder en un mundo en el que tales alianzas militares pueden acarrear profundas consecuencias en el ámbito internacional.

Al margen del despliegue de arsenales nucleares y de misiles balísticos, los norcoreanos invierten cientos de miles de dólares en una red de unidades militares ecuestres, que figuran entre las más veteranas de las tradiciones militares. Sin ir más lejos, el país desembolsó al menos 600.000 dólares entre 2020 y 2023 para importar caballos de pura sangre rusos, un gasto ingente para un país que sufre carestía alimentaria. Esta raza protegida surgió en el siglo XVIII de la mano del conde Alexei Orlov, y casi desapareció en la Primera Guerra Mundial. Tras la revolución bolchevique tan sólo un milagro y el afán de unos pocos criadores consiguió salvar a estos refinados ejemplares.

Con todo, lo cierto es que estos equinos en concreto juegan un papel más simbólico que bélico, ya que alimentan el culto a la personalidad de los Kim. Se dice que el fundador de la nación, Kim Il Sung, cabalgó un majestuoso corcel blanco mientras dirigía las guerrillas coreanas contra los colonizadores japoneses antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

Es más, el actual dirigente se representa a caballo al menos en trescientas ocasiones en el museo del Mirim Horse Riding Club, el centro ecuestre más importante del país. La difundida imagen de este ascendiendo por las cumbres nevadas del monte Paektu a lomos de un semental blanco pretende despertar el patriotismo entre sus súbditos, y consolidar su lugar en el trono.

Por otra parte, hace cerca de un año Putin regaló a su aliado un chaleco antibalas, así como vestuario que no puede ser detectado por las cámaras de imagen térmica, y seis drones. Y, en febrero, otra gentileza: una berlina de lujo del fabricante ruso, suficiente para hacer las delicias del dictador, apasionado de los coches de carreras.

Orgulloso de su éxito, el jefe del Kremlin le obsequió con una segunda limusina y con una daga de almirante y un juego de té. Este último punto no debería causar problemas diplomáticos, a diferencia del primero: al ofrecer un segundo auto, Putin violó así, por segunda vez, las sanciones occidentales establecidas por la ONU contra Pyongyang en 2017, cuyo texto fue ratificado por Moscú. El objetivo era prohibir la importación de artículos de lujo para presionar a Pyongyang a abandonar su carrera de armas nucleares.

Por otro lado, la agencia estatal KCNA reportó que en junio Kim envió a su homologo ruso un par de perros Pungsan de raza autóctona, en el contexto del “acuerdo global de asociación” en el que ambos lideres se comprometían a fortalecer su cooperación militar. En un gesto reciproco, en agosto, fue Kim fue obsequiado por su “amigo” con un lote de hasta 447 cabras, para aliviar la escasez de alimentos en el hermético país.

El opaco tratado firmado en junio por los aliados, que incluye un compromiso de defensa mutua y asistencia militar, ha inquietado a Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Este controvertido acuerdo representa la mayor muestra de la asociación bilateral que hemos visto en décadas, desde la Guerra Fría. Asimismo, se basa en los intereses propios de cada país, ya que Moscú busca ayuda en su devastadora guerra y Pyongyang pretende reforzar sus programas nucleares, espacial y de misiles, al tiempo que apuntala su régimen.

Ambas potencias han definido su pacto como un “motor para acelerar la construcción de un nuevo mundo multipolar”, enfatizando la invencibilidad y durabilidad de su amistad. Este enfoque conjunto no solo busca desafiar el orden internacional establecido, sino también fortalecer sus respectivas posiciones en la arena global. Rusia ha capitalizado estos estrechos lazos para presionar a Washington y sus aliados, mientras que el Norte, que enfrenta severas sanciones internacionales, ha encontrado en Moscú un aliado que le ofrece respaldo político, así como promesas de apoyo económico y comercial.

Sin embargo, las preocupaciones sobre su cooperación militar se han disparado. Washington y sus aliados temen que Rusia pueda facilitar asistencia a los programas nucleares y de misiles norcoreanos, prohibidos por las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Además, han acusado a Pyongyang de suministrar misiles balísticos y proyectiles de artillería que han sido utilizados por el kremlin en su particular conflicto. Sin embargo, ambos países han desmentido tales transferencias de armas.

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