¿Qué sabemos sobre las crisis de ansiedad?

¿Qué sabemos sobre las crisis de ansiedad?

La ansiedad es un estado emocional caracterizado por sentimientos de preocupación, inquietud y/o temor que surge como una respuesta adaptativa ante situaciones desafiantes, permitiéndonos afrontarlas de manera efectiva. Sin embargo, cuando estos sentimientos se intensifican, son desproporcionados al estímulo desencadenante y se prolongan en el tiempo, pierden su función adaptativa y afectan negativamente nuestra vida cotidiana.

1. ¿Qué son?

Representan el problema de salud mental más común en el mundo, afectando al 4% de la población mundial. A pesar de la disponibilidad de tratamientos muy eficaces, sólo una de cada cuatro persona que lo necesitan reciben algún tipo de asistencia.

2. ¿Cómo se manifiestan?

Una crisis de ansiedad se caracteriza por una repentina y abrumadora sensación de miedo y pérdida de control, acompañada de una variedad de manifestaciones físicas y emocionales: sensación de dificultad para respirar, palpitaciones y/o presión en el pecho, temblores, mareos, sensación de irrealidad (desconexión de la realidad, como si estuvieras en un sueño), miedo intenso (sensación de muerte inminente), pensamientos catastróficos, dificultad para concentrarse, tensión muscular, hormigueos en manos y pies, y náuseas o molestias abdominales. Aunque esta combinación de síntomas no representa una amenaza directa para la salud, genera una angustia intensa que alcanza su máxima intensidad en cuestión de pocos minutos.

3. ¿Cómo afrontar una crisis de ansiedad?

En esos momentos de intensa angustia ofrecer el apoyo adecuado puede marcar una gran diferencia en el bienestar emocional y en la capacidad para superar la crisis. Estas son algunas recomendaciones que podemos poner en práctica: mantén la calma y tranquiliza a la persona afectada. Aunque la situación no sea una emergencia, los síntomas pueden generar gran alarma. Busca un entorno tranquilo y alejado de la fuente de estrés si es posible, y procura que la persona se sienta cómoda y segura. Respeta su intimidad y espacio personal en todo momento. Habla en un tono suave y tranquilo, reconociendo la gravedad de la situación para quien la experimenta. Evita minimizar sus sentimientos y asegúrale que estás presente para acompañarle en ese momento difícil. Ayúdale a controlar la respiración, fomentando una profunda y pausada. Puedes guiarla colocando tu mano en su abdomen y animándola a inspirar y exhalar lentamente. Aunque no se logre una respiración abdominal eficaz, el simple acto de intentarlo puede ser reconfortante. Si la respiración sigue siendo agitada, considera ofrecerle una bolsa para respirar a través de ella, sin cubrir su cabeza. Escucha sin juzgar y brinda apoyo comprensivo, evitando emitir juicios o consejos apresurados. Una vez cedida la crisis, motívala a buscar ayuda profesional especializada.

4. ¿Cómo puedo evitar y controlar futuras crisis?

Para prevenirlas es esencial aprender a identificar los primeros síntomas antes de que se intensifiquen. Reconocer estas señales de advertencia nos permite detenernos, reevaluar la situación y romper el ciclo de ansiedad en su inicio. Una vez que la crisis ha comenzado puedes solicitar la ayuda de alguna persona que se encuentre cerca de ti, explícale lo que te está ocurriendo y pídele que permanezca a tu lado y te ayude a buscar un lugar tranquilo. Mientras, intenta practicar una respiración lenta y profunda, evita juzgarte y recuerda que no estás ante un peligro real y que los síntomas desaparecerán en unos minutos. Tras recuperar la calma tómate un tiempo para descansar antes de volver a la actividad y no dudes en buscar asistencia profesional. La atención temprana ayuda a prevenir que los síntomas se vuelvan crónicos y mejora su pronóstico, evitando complicaciones asociadas.

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