Rastro de Madrid: esta es la historia detrás de su nombre

Rastro de Madrid: esta es la historia detrás de su nombre

El Rastro de Madrid es uno de los mercados más emblemáticos y antiguos de la capital española. Cada domingo y festivo, sus calles se llenan de vida, colores y una mezcla de olores que invitan a perderse entre sus puestos. Sin embargo, pocos conocen la historia detrás de su nombre y cómo este mercado ha evolucionado a lo largo de los siglos.

Te contamos el origen del nombre “Rastro” y cómo ha influido en la cultura y el comercio madrileño. Además, descubriremos algunas curiosidades y anécdotas que han marcado su historia.

El origen del nombre “Rastro”

El nombre “Rastro” tiene sus raíces en el siglo XVI, cuando la zona donde hoy se ubica el mercado era un matadero de ganado. En aquellos tiempos, los animales sacrificados dejaban un rastro de sangre en las calles, de ahí el nombre. Este matadero se encontraba en las cercanías de la Ribera de Curtidores, una calle que aún hoy conserva su nombre y que era el lugar donde se curtían las pieles de los animales sacrificados. La palabra “rastro” también hacía referencia a los restos y despojos que quedaban tras el sacrificio de los animales, los cuales eran aprovechados por los curtidores y otros artesanos de la zona.

Con el tiempo, el matadero fue trasladado a otro lugar, pero el nombre “Rastro” perduró y se asoció al mercado que comenzó a formarse en la zona. Este mercado se convirtió en un punto de encuentro para comerciantes y compradores, y su fama creció rápidamente. Hoy en día, el Rastro de Madrid es un lugar donde se puede encontrar de todo, desde antigüedades y objetos de segunda mano hasta ropa y artesanías.

Evolución y curiosidades del Rastro

A lo largo de los siglos, el Rastro ha experimentado numerosos cambios y ha sido testigo de la evolución de la ciudad de Madrid. Durante el siglo XIX, el mercado se consolidó como un lugar de intercambio y venta de objetos de segunda mano, especialmente ropa y muebles. En esa época, era común ver a los “trapicheros”, vendedores ambulantes que ofrecían sus mercancías a precios muy bajos. Estos vendedores eran conocidos por su habilidad para regatear y por su conocimiento de los objetos que vendían.

Una de las curiosidades más interesantes del Rastro es la presencia de la “Plaza del Cascorro”, un lugar emblemático dentro del mercado que rinde homenaje a Eloy Gonzalo, un héroe de la Guerra de Cuba. La estatua de Gonzalo, con su fusil y su lata de petróleo, es un punto de referencia para los visitantes del Rastro.

Otra anécdota interesante es la tradición de los “domingueros”, personas que acuden al Rastro los domingos no solo para comprar, sino también para pasear y disfrutar del ambiente. Esta costumbre se ha mantenido a lo largo de los años y es una de las razones por las que el Rastro sigue siendo un lugar tan popular entre madrileños y turistas.

El Rastro de Madrid es mucho más que un simple mercado; es un reflejo de la historia y la cultura de la ciudad. Su nombre, que evoca tiempos pasados, nos recuerda la evolución de un lugar que ha sabido adaptarse a los cambios sin perder su esencia. Visitar el Rastro es una experiencia única que permite sumergirse en la vida madrileña y descubrir tesoros escondidos entre sus puestos. Para aquellos que aún no lo han visitado, es altamente recomendable dedicar un domingo a recorrer sus calles y dejarse llevar por la magia de este mercado centenario.

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