Rocío Caramazana reivindica el dibujo a trazos de grafito en blanco y negro desde la Salina de Salamanca

Rocío Caramazana reivindica el dibujo a trazos de grafito en blanco y negro desde la Salina de Salamanca

La artista Rocío Caramazana reivindica el dibujo mediante la exposición de un total de 84 de sus obras de grafito en blanco y negro en la sala la Salina de Salamanca. Bajo el título ‘Las líneas del alma’, la muestra se prolongará en la sala de exposiciones de la Diputación de Salamanca, en la calle San Pablo, hasta el próximo 1 de septiembre.

Caramazana, en su breve discurso durante el acto inaugural, quiso destacar la importancia del dibujo en el mundo del arte y agradeció a la institución provincial, representada por el diputado de Cultura, David Mingo, su apuesta por esta disciplina artística que, según denunció, está, en cierto modo, denostada, sobre todo en España. “Incluso los coleccionistas es más complicado que se arriesguen a comprar dibujo en vez de un óleo o una acuarela”, lamentó.

Sobre su técnica, la artista nacida en Baracaldo aunque formada en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca, explicó que únicamente trabaja con grafito en polvo, el tradicional. Además, se refirió a algunas obras en las que arruga el papel para lograr un efecto visual novedoso. “He querido salirme del plano del papel y he empezado a trabajar de otra manera. Primero lo arrugo y después dibujo. Es un reto que me tiene más viva que un papel totalmente plano y estático”, matizó.

El encargado de conducir el acto inaugural fue el propio David Mingo, diputado de Cultura, quien destacó en su discurso que la exposición es una “propuesta emocionante que se fundamenta en el origen mismo de la cultura, entre grises, blancos y negros, a través de la línea y la mancha”, elogiando el foco de luz que aporta el blanco permitiendo “infinitas variaciones y planos”.

“La artista reduce su técnica a manchas y líneas pero juega también con la textura del papel. Se acerca al realismo figurativo con gran fuerza, en los rostros, los planos, la forma y el fondo. Los límites vienen impuestos por lo que transmiten sus figuras. Y consigue unos formatos panorámicos donde lo horizontal es un vector para lograr el paisaje infinito”, resumió.

Para Mingo es de agradecer “la incesante indagación sobre su componente esencial, que no es otro que el dibujo”, por lo que consideró que esta muestra merece el interés de los espectadores, “no solo por el rigor, evidente, sino también por la limpieza de la obra que transmite y emociona”.