Rusia y Ucrania se juegan en Donetsk los términos de la paz

Rusia y Ucrania se juegan en Donetsk los términos de la paz

Tras el duro golpe sufrido en Kursk, donde Rusia ha perdido el control de parte de su propio territorio por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, el Kremlin sigue decidido a ganar la mayor cantidad de territorio posible en la región ucraniana de Donetsk y otras partes del este de Ucrania lo antes posible.

A pesar de sus pérdidas de soldados y equipo pesado, es capaz de hacer progresos graduales mientras Ucrania espera ganar tiempo antes de que sus propios esfuerzos y el apoyo de los aliados la hagan más fuerte. La razón es que, aunque sean pequeñas en tamaño, las ganancias territoriales en Donetsk pueden tener un impacto desproporcionado en el curso de la guerra, explican los analistas militares ucranianos.

Además de mantener una alta presión cerca de Pokrovsk, una ciudad de 60 mil habitantes en el oeste de Donetsk, así como Toretsk y Chasiv Yar, Rusia ha lanzado intensos ataques cerca de Kurajove y Vugledar, en la misma región, así como cerca de Kupiansk en la región de Jarkiv.

La infantería rusa está intentando abrirse paso hacia Pokrovsk, donde la evacuación de los civiles se ve obstaculizada por los bombardeos de las rutas de evacuación y de la vía férrea. Sin embargo, en la última semana, el ritmo de su avance hacia la ciudad se ha ralentizado, en parte debido al enfoque de Rusia en proteger su sobreextendido flanco izquierdo en el área de los contraataques de Ucrania.

Continúan los duros combates cerca de Selidove, donde las fuerzas ucranianas tienen una posición algo más favorable para intentar compensar la enorme ventaja numérica de Rusia, así como su superioridad en aviación y munición. En la zona operan nuevas reservas, incluida al menos una brigada de la Guardia Nacional de Ucrania, «Kara-Dag», que han logrado empujar a las fuerzas rusas hacia más lejos de la ciudad. Sin embargo, las tropas rusas se están moviendo hacia Kurajivka en el sur y amenazan con rodear a las fuerzas ucranianas cerca del pueblo de Nevelske.

A diferencia de Pokrovsk, Rusia emplea decenas de tanques y otros vehículos de combate en repetidos ataques hacia Kurajove y Vugledar, en el sur de la región. Sin embargo, hasta ahora sus avances allí han sido limitados, ya que las brigadas ucranianas, exhaustas pero experimentadas, siguen diezmando las columnas rusas con artillería, drones kamikaze y minas. La situación sigue siendo complicada en la zona de Toretsk, pero la llegada de la brigada Azov, muy capacitada y motivada, a Niu-Yourk ayudó a rectificar la situación «catastrófica». Tras sufrir solo pérdidas menores, la brigada logró expulsar a las tropas rusas de la importante planta de fenol y de parte de la zona residencial.

Es demasiado pronto para hablar de estabilización, pero las cosas han mejorado en los últimos días, dijo el presidente ucraniano Volodimir Zelenski en un breve comentario a los medios de comunicación ucranianos, durante una visita a Italia. Ni Ucrania ni Rusia tienen actualmente las fuerzas y los recursos para lograr una victoria puramente militar, pero ambos aún esperan prevalecer, dicen los analistas militares.

Según Mykola Bielieskov, del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos de Ucrania, Rusia busca mantener un progreso constante en el campo de batalla, por modesto que sea, para convencer a los aliados de Ucrania y al país invadido de que cualquier resistencia es inútil y que la derrota de Ucrania es inevitable. «Rusia pretende convertir sus ganancias locales en ganancias globales», subraya.

El temor es que si Rusia tiene éxito, los aliados podrían conformarse con «una mala paz» en Ucrania, donde el país invadido perdería parte de su territorio y Rusia no tendría que afrontar consecuencias graves. Un posible cambio en la política estadounidense después de las elecciones presidenciales es un punto de inflexión importante en este contexto. El liderazgo de Ucrania está tratando de evitar este escenario a toda costa.

Ya ha congelado el conflicto con Rusia, después de la anexión de Crimea y los ataques en Donetsk, varias veces, pero sólo le dio a Rusia más tiempo para preparar su invasión a gran escala, recordó Zelenski esta semana.

La invasión ucraniana de Kursk ha roto en parte la intención de Rusia de presentar su victoria como inevitable subrayando sus vulnerabilidades y mostrando que Ucrania sigue siendo capaz de lograr resultados serios en el campo de batalla, si los aliados le dan los medios.

Kyiv espera poder finalmente incitar a sus aliados a intensificar su apoyo y ayudarla a detener finalmente el avance ruso en Donetsk y así abrir el país a negociaciones reales, y no sólo a ultimátums de Putin. Sin embargo, hasta ahora, los aliados de Ucrania no han logrado convertir su abrumadora ventaja en recursos y poder económico.

Sólo el 25%, o 26.000 millones, del apoyo total al país defensor se recibió en los últimos diez meses de la invasión, señala. Esa dinámica es bastante “deprimente” y contradice las promesas de Estados Unidos y otros aliados de apoyar a Ucrania “durante el tiempo que sea necesario”, subraya.

Según el analista, en estas condiciones Ucrania se centrará en la defensa e intentará ganar tiempo, ralentizando el avance ruso en Donetsk. Kyiv también espera que sus ataques de largo alcance contra Rusia y sus avances en Kursk hagan que Rusia sienta el verdadero dolor de la guerra y se abra a las negociaciones.

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