Pues sorpresa no ha habido. Eso dicen en el PSOE, donde fluyen las interpretaciones, pero sobre todo las reflexiones, sobre qué objetivos persigue el líder del partido, Pedro Sánchez, para que el transcurso y las conclusiones del 41º Congreso Federal, a celebrar el próximo mes de noviembre, puedan considerarse exitosos. Sorpresa por la convocatoria, no. Sí interrogantes sobre los temas de calado que se abordarán en ese cónclave. Aunque el debate en el seno de la organización no estaba en las fechas del congreso, sí se consideraba seguro que Sánchez no apuraría el límite de plazo para su celebración: octubre de 2025. Todos los dirigentes del PSOE, de cualquier nivel territorial, y los militantes más activos, saben que su partido establece una horquilla de tres a cuatro años entre un congreso y otro; cuando no es así, es decir, si se adelanta, se convierte en extraordinario. Todo está escrito.
