Sánchez, el número «1»

Sánchez, el número «1»

Mañana se cumple un año de la última investidura de Sánchez como presidente del Gobierno, en el Congreso de los Diputados. Ciertamente no parece que fuera ayer, sino todo lo contrario, es decir, parece una muy larga pesadilla. Demasiado larga ya, porque lo cierto es que son seis años y medio los que lleva de inquilino en La Moncloa; y de la España que recogió presuntamente para «regenerar nuestra democracia» –y que motivó su moción de censura–, hemos llegado a unos niveles de corrupción jamás conocidos desde los ERES del PSOE andaluz.

Lo cierto es que la «persona de Sánchez» –ex Carmen Calvo, dixit– que aparece citado en la investigación de la trama de Sánchez, Ábalos y Koldo, como «el número 1» en conversaciones mantenidas entre miembros de la misma, realmente es ese mismo número y ocupa esa 1ª posición en no pocos sucesos de su trayectoria política. Y no precisamente para regenerar nuestra democracia.

Sin ánimo de ser exhaustivos es el 1º –y único hasta el momento– presidente del Gobierno que lo es sin ser elegido directamente en las urnas, donde fue estrepitosamente derrotado en dos ocasiones, y con los dos peores resultados obtenidos por el PSOE desde 1977. Como candidato socialista, fue también la 1ª vez que tuvieron que repetirse unas elecciones generales en España y también fue la 1ª vez que se tuvieron que repetir siendo candidato y presidente del gobierno. También fue el 1º secretario general del PSOE cesado por su partido para impedirle que obligara a celebrar tres veces vez las elecciones generales para investir al candidato vencedor en las dos precedentes. Ha sido el 1º que pactó su gobierno con un prófugo y fuera del territorio nacional. Es también la 1ª vez que la cónyuge del presidente es investigada judicialmente por presunta corrupción y tráfico de influencias y análoga situación se produce con su hermano. También con él se produce por 1ª vez, que un candidato siendo presidente del Gobierno pierde las elecciones y pese a ello sigue en La Moncloa. También es el 1º presidente que es citado a declarar como testigo en el marco de una investigación judicial por corrupción a su esposa. El 1º que manifiesta su disposición a colaborar con la justicia, y lo demuestra negándose a declarar como testigo y presenta una querella por prevaricación contra el juez por hacerlo.

Podríamos seguir narrando las ocasiones políticas con él de número 1 en protagonizarlas, y con la particularidad de que todas ellas han sido no precisamente para regenerar la democracia, sino todo lo contrario. Para deteriorarla y enfangarla. Veremos si es el 1º en pedirle un suplicatorio el Tribunal Supremo.

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