Sánchez ignora a sus socios y al PP en el acuerdo con Zelenski

Sánchez ignora a sus socios y al PP en el acuerdo con Zelenski

A la vicepresidenta Yolanda Díaz se le está poniendo cara de Irene Montero. Y Sumar empieza a estar en una situación muy parecida a la que vivió Podemos en la pasada legislatura. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está aplicando hacia su vicepresidenta y ministra de Trabajo la misma política de asfixia voraz que ya utilizó en el pasado para dejar fuera de juego a los «morados». Y al mismo tiempo continúa dando pasos en su carrera de proyección internacional.

Sus últimas decisiones en política exterior son el espejo que refleja con nítida claridad que el presidente va por libre en todo, como dando por descontado que los escaños de Sumar son suyos, y sus votos, también. Al menos, ésta es la operación electoral en la que trabaja.

Ayer Sánchez anunció su decisión de dar más apoyo militar a Ucrania, por primera vez de manera unilateral y al margen del paraguas de la UE y de la OTAN. Para ello, el presidente español y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, han suscrito un acuerdo de seguridad que compromete mil millones de ayuda en 2024, y un vínculo permanente, incluso con la reconstrucción del país, durante todo el tiempo necesario.

Desde Sumar criticaron que no se les haya informado de los detalles de una decisión que pasó por Consejo de Ministros sin entrar en detalles y que Sánchez no llevará a debate al Congreso de los Diputados porque sabe que supondría otro motivo de trifulca con algunos de los partidos que participaron en su investidura, especialmente con Sumar.

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El líder socialista actúa en su relación con Sumar como si tuviera mayoría absoluta. No respeta las competencias de sus ministerios ni somete nada a consulta de su vicepresidenta, y si lo hace, no es con la intención de incorporar luego su criterio a su decisión. Es una OPA hostil, en la que Sumar tiene todas las de perder, como ya le ocurrió a Podemos, porque su única alternativa para hacerse valer sería salirse del Gobierno y esta decisión no se le pasa por la cabeza a la vicepresidenta porque supone abandonar el coche oficial.

Que Sumar decida retirarle su apoyo en el Congreso, como ya hizo la pasada semana con el proxenetismo o con la ley del suelo, tampoco es un quebradero de cabeza para el presidente. Es como si en Moncloa ya dieran por descontado que no van a poder formar ninguna mayoría suficiente para aprobar nada en el Parlamento, por lo que en lo que están es en seguir cabalgando con el impulso de aquellas decisiones que pueden evitar pasar el filtro del Parlamento, y resistir hasta que vean una oportunidad para convocar elecciones con pocos riesgos.

El acuerdo militar con Zelenski, que supone una dosis extra de actividad para nuestra industria de Defensa, supone pasar por encima del antimilitarismo de Sumar, así como sobre otros prejuicios vinculados a la guerra con Ucrania.

Y algo parecido ha sucedido con el reconocimiento del Estado palestino, que hoy verá el Consejo de Ministros: Sánchez ha tomado la decisión cuando mejor le venía para colgarse personalmente la medalla dentro del ámbito de la izquierda y sin tener que compartir éxitos con su vicepresidenta.

España es el décimo país que suscribe un convenio con Ucrania de este nivel, después de que en la cumbre de la OTAN de Vilma (Lituania) se acordara que cada país cerrara acuerdos bilaterales de seguridad para dar estabilidad a la entrega de ayuda. No requiere de la autorización del Congreso de los Diputados ya que se trata de un memorándum de entendimiento. La obligación de lograr esa autorización solo afecta a los tratados internacionales.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, también criticó ayer que Sánchez no informe al Congreso de la decisión de ampliar la ayuda militar a Ucrania. En una entrevista con Carlos Alsina, en OndaCero, destacó, no obstante, que, pese a no haber sido informado, el PP es «leal» con el Ejecutivo y respaldará el acuerdo bilateral que garantiza que España siga ayudando a Kiev.

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En esa misma entrevista, Feijóo también acusó a Sánchez de «empoderar» a la organización terrorista Hamás por reconocer al Estado palestino en este momento. El PP no discute ese reconocimiento, pero sí que se haga en la actual coyuntura, posición que mantienen otros países europeos como Alemania o Francia.

Hasta el momento Moncloa ha conseguido centrar la campaña en la política exterior. Pero el PP confía en que esta situación cambie a partir del jueves, cuando llega al Congreso la votación final de la ley de amnistía, para ser enviada al Boletín Oficial del Estado (BOE). Una vez que se publique, entrará en vigor, y esto coincidirá con la recta final de la campaña europea. Este cambio en el guion puede alterar unos tracking que reflejan el impacto de la bronca con el presidente de Argentina, Javier Milei, y el anuncio del reconocimiento del Estado palestino en el electorado de izquierdas.

La movilización juega a favor de este último, pero en la dirección popular esperan que la amnistía tenga el mismo efecto para su electorado y les ayude a recuperar ventaja sobre los socialistas.

De la misma manera que el PSOE ha presentado el resultado en Cataluña como la confirmación de que los catalanes avalan esta polémica medida en favor del independentismo, el argumentario de Moncloa incluirá la misma lectura, pero ya a nivel nacional, si el PSOE aguanta en las europeas, aunque se quede por debajo de los populares.