Sánchez se va de «gira» africana, pero no recibe al presidente canario

Sánchez se va de «gira» africana, pero no recibe al presidente canario

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, retomará su agenda internacional tras el paréntesis veraniego con un viaje a África que le llevará a Mauritania, Senegal y Gambia para reforzar la colaboración con estos países en la lucha contra la inmigración irregular. El Jefe del Ejecutivo se fue de vacaciones sin afrontar de cara este fenómeno. Su recrudecimiento durante los meses de verano le obliga a hacerle frente y tratar de buscar una solución ante las críticas de los gobiernos autonómicos por su pasividad y silencio, pese a la urgencia. A las ya constantes demandas del Gobierno autonómico canario que dirige Fernando Clavijo (CC), que lleva días reclamando un encuentro con Sánchez durante sus vacaciones en Lanzarote para abordar el fenómeno migratorio, se sumaron en las últimas semanas las de la presidenta balear, Marga Prohens, a finales del mes de julio coincidiendo con el despacho de Sánchez con el Rey en Palma de Mallorca. Además, esta misma semana el presidente ceutí, Juan Jesús Vivas, sobrepasado por colapso de los recursos de acogida, también instó al presidente a reaccionar para frenar la llegada descontrolada de pateras a las costas españolas.

Precisamente, ayer, el principal partido de la oposición, en boca de su vicesecretaria de Igualdad, Conciliación y Políticas Sociales Ana Alós, se sumó a las crítica y pidió a Sánchez que «asuma su responsabilidad» ante «un desafío» como el que tiene España en estos momentos con el reto migratorio. Desde el PP hicieron hincapié en las «llegadas de inmigración irregular», de personas que, «jugándose la vida en el mar, está intentando llegar a España» y solicitó la implicación de Sánchez, a quien sitúa «tumbado en la hamaca en Lanzarote».Fue ayer cuando la Moncloa informó de esta gira al epicentro de la inmigración en la que se reunirá con los presidentes de los países incluidos en ella durante tres días, del 27 al 29 de agosto. Un intento de buscar una solución a la incesante llegada de cayucos.

El jefe del Ejecutivo pretende reiterar su apuesta por la ayuda a los países de origen y tránsito de estos movimientos y fortalecer la cooperación que ayude a evitarlos. Las cifras no dan respiro. Tan solo ayer, 400 inmigrantes entraron de manera irregular por Canarias, Baleares y la costa levantina, según el recuento de los diferentes cayucos que fueron interceptados en esas zonas. De hecho, las cifras de Interior, publicadas el pasado viernes, no dejan lugar a la interpretación. Un total de 31.155 migrantes llegaron a España de forma irregular en lo que va de año, un 66 % más.

Será la segunda vez en poco más de seis meses que Sánchez viaje a Mauritania, ya que el pasado 8 de febrero se desplazó a ese país junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y anunciaron una ayuda de más de 500 millones de euros para facilitar el progreso del país y la lucha contra la migración ilegal. En esas fechas el 83% de las llegadas irregulares a Canarias procedían de Mauritania. En esta ocasión, Sánchez viajará en solitario a Nuakchot para ratificar esa cooperación al presidente mauritano, Mohamed Ould Ghazouani, quien el 1 de agosto juró su segundo mandato al frente del país tras ganar las elecciones presidenciales del 29 de junio. Mauritania es un país clave dentro de la lucha contra la inmigración ya que desde este Estado africano, junto con Senegal, salen la mayor parte de personas que llegan en cayucos a las islas Canaria. En este sentido, el Jefe del Ejecutivo también realizará una parada en Senegal, último país al que se desplazará en esta gira, pero será la primera vez que lo haga tras la llegada a la presidencia del país el pasado mes de abril de Bassirou Diomaye Faye. Tras su designación, el presidente del Gobierno mantuvo con él una conversación telefónica en la que le expresó su voluntad de mantener la cooperación y fortalecer la relación bilateral, y eso es lo que le transmitirá en persona en Dakar. Sí será la primera vez que el jefe del Gobierno visite Gambia, el país más pequeño de África occidental y en cuya capital, Banjul, se entrevistará con su presidente, Adama Barrow. Hasta allí se desplazó el titular de Exteriores, José Manuel Albares, el pasado mes de junio. Una reunión que perseguía fortalecer la cooperación entre policías españoles y gambianos que trabajan para desmantelar redes de tráfico de inmigrantes además de impulsar las oportunidades laborales entre los más jóvenes, que, en definitiva, son quienes se juegan la vida para alcanzar el suelo europeo.

La apuesta de España para frenar los flujos migratorios se centra en el impulso de las inversiones en los países de origen. Partidas millonarias se están destinando para poner coto a un fenómeno que, sin embargo, no cesa. Prueba de ello es el desembolso de 180 millones de euros a Senegal anunciado por Albares. O los cerca de 60 millones de ayuda directa en los años 2021 y 2022 por parte del Ministerio del Interior a Marruecos para contribuir a frenar la inmigración irregular. Inversiones que no consiguen su objetivo.

Entre los motivos que explicarían este incremento de las llegadas irregulares es la creciente inestabilidad en el Sahel. Desde 2020, los golpes de Estado protagonizados por militares se extienden por el cinturón del continente africano, principalmente se concentran en países del Sahel, pero también en África Occidental y han llegado África Central. A ello, hay que añadir las repercusiones sociales de la crisis política en Senegal que reactivaron la salida de cayucos en la ruta canaria. Con cifras de récord y unos recursos de acogida cada vez más colapsados, las críticas arrecian para que el Ejecutivo ponga solución y no un parche a un fenómeno que lleva ya años poniendo contra las cuerdas a los gobiernos autonómicos.

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