Sánchez y los medios de comunicación

Sánchez y los medios de comunicación

Las declaraciones de Sánchez son muy preocupantes, porque confirman una incuestionable deriva autoritaria. Por supuesto, aderezadas de esa falsa superioridad a la que nos tiene acostumbrados. Ha anunciado que desarrollará una legislación europea que no ampara amordazar a los medios de comunicación críticos con el Gobierno socialista comunista y controlar al Poder Judicial para que persiga, por ejemplo, a la pareja de Ayuso y se abstenga de investigar a su familia. Todo ello me reafirma en que la Fiscalía no puede asumir las funciones de instrucción que desarrollan los jueces. Tras escuchar y leer al líder del PSOE puedo imaginar qué sucedería en todos los procedimientos que afectan a las personas o instituciones desafectas, así como el desistimiento que se produciría con los familiares, los amigos y los clientes del gobierno y sus aliados. Ahora quiere aprobar una ley de libertad de los medios que quiere acabar con su libertad. No entiendo que en una democracia una de las obligaciones de un gobierno sea consolidar unos medios de comunicación plurales, diversos y con una información veraz. Es una música que suena a lo que hacen sus colegas de la izquierda populista iberoamericana.

La realidad objetiva sobre cómo actúa el Gobierno socialista comunista se comprueba con el oscuro papel que desarrolla José Miguel Contreras y los medios de comunicación que controla. La publicidad se dirige descaradamente a los afines, así como cualquier ventaja que se les pueda otorgar para recompensar su lealtad y los servicios que prestan al sanchismo. La pluralidad y la diversidad significa que todos actuemos como si fuéramos el «Pravda» o el «Granma» del sanchismo. No le basta que RTVE sea un canal temático del PSOE, que Contreras haya puesto a sus pies un grupo de comunicación, controlar numerosos medios en toda España y que el aparato propagandístico monclovita utilice descaradamente la Administración al servicio de Sánchez. No es suficiente, ya que quiere una información veraz. No sé quién decidirá cuándo una información es veraz. La censura está prohibida, pero Conde-Pumpido y sus acólitas lo pueden arreglar con una bonita mutación constitucional. No hay nada como los tribunales de honor y la censura previa, aunque podría recuperar el espíritu del Tribunal de Orden Público. La fórmula es crear una oficina independiente para defender la pluralidad que podría dirigir Contreras y sus amigos.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)