Si Silvio Berlusconi despertara, seguro que se apuntaba

Si Silvio Berlusconi despertara, seguro que se apuntaba

Durante veinte años, Silvio Berlusconi mantuvo la sede de Forza Italia en este particular rincón romano, un sitio muy estratégico por su ubicación al estar a mitad de camino de los palacios del poder en Italia como lo es el Palazzo Chigi que es la sede del Gobierno y su propia residencia el Palazzo Grazioli. Más tarde y por motivos económicos trasladaron la sede, siempre en el centro de Roma, a la Piazza San Lorenzo in Lucina en donde hasta la fecha está la representación del partido. ¿Quién le iba a decir al Cavaliere que allí en donde se reunía y en donde se tomaban decisiones trascendentales para el país ahora se asan deliciosas carnes y se cocina en plan cien por cien argentino?.

A unos pasos de la Fontana de Trevi se montó recientemente un nuevo restaurante auténticamente argentino. Muchas veces, estando en Italia, especialmente en Roma, hay momentos en que apetece “salir” de las pastas, las pizzas y los tiramisú. Nadie dice que no están buenísimos, pero a los que no están habituados a meterse tantos carbohidratos en pocos días, el cuerpo les pide proteínas y proteínas de las buenas.

Este espacio inspira historia y es porque la tiene además de otras cosas. Son de esos rincones tranquilos y exquisitos que existen en medio del trajín de los miles y miles de turistas que caminan por las calles más transitadas por peatones en la capital italiana. Los gestores del restaurante “El Porteño” han sabido equilibrar el ambiente tradicional del espacio que está ubicado en un palacio histórico romano con lo más clásico de la comida y el ambiente argentino.

Hay que decir que comer un buen Vacío o Asado de tira, Bife de chorizo o ancho, Entraña o un corte de Angus argentino no es fácil encontrarlo en el país en donde la pasta es la reina. Hablar de un espacio gastronómico argentino sin mencionar las empanadas sería un pecado y en El Porteño en su sede romana, ofrecen dúos de carne, de pollo, de verduras o de champiñones que no hay que olvidar. Hay muchos platos más muy cuidados y el detalle de contar con vasito con chimichurri y otras salsas para dejarle la libertad al comensal de comer a placer es de agradecer.

Alejandro Bernárdez, uno de los tres socios fundadores de la Dorrego Company recibió a La Razón para contarle la historia de este espacio de alto nivel argentino en Italia: “Hace diez años, decidimos hacer un restaurante argentino de este lado del Atlántico y cuando empezamos a trabajar en el tema, nos dimos cuenta de que en cualquier parte del mundo no está bien representada la gastronomía argentina, comías pero no te sentías que estabas comiendo en Argentina, en un sitio como si fuera estar en Buenos Aires” subraya y añade “Un restaurante argentino no es tener una rueda de carreta y un cuero de vaca o la primera carne que se encuentra que se tira a la parrilla. Hay muchos otros platos que salen de la cocina argentina por sus cuatro diferentes climas” afirma.

Bernárdez también hace mención a la importancia del espacio y de los objetos que te rodean cuando comes, un lugar lleno de imágenes y objetos que te hacen sentir que estás en Argentina, “Para nosotros son vitales esos recuerdos que te van a transportar y hacer recordar y charlar de cuando estuviste en Argentina, con quién estuviste así como los momentos vividos”.

La idea de abrir en Roma está basada en el éxito de su primer restaurante abierto en Milán. El mercado romano no es los mismo que el mercado milanese, pero su apuesta según Bernárdez es ofrecer servicio calidad y ambiente en lugares estratégicos y está convencido que la gente que los pruebe regresará porque Roma es más pequeña y el boca a boca funcionará.

No descarta la idea de abrir un local en Madrid porque desean alargar su marca en Europa a pesar de estar conscientes de que tienen una gran competencia “Pero si quieres ser grande hay que jugar con los grandes”.