Siempre habrá jueces en España

Siempre habrá jueces en España

Actualmente están proliferando críticas concretas a algunas resoluciones judiciales sobre todo cuando deniegan ciertas peticiones, incluso se ha llegado a decir que los jueces no saben derecho, una crítica absurda, intolerable, que muchas veces se expone por personas que carecen de conocimientos no solo jurídicos, tienen poca idea de la verdadera democracia y producen un daño gratuito a uno de los poderes del Estado de Derecho. Se cuenta que un campesino alemán pidió al rey una resolución que se le denegó y él exclamó muy airado «no importa, hay jueces en Berlín».

La persona que acude a la justicia para solicitar la solución de una conflicto no pide un favor, ejerce un derecho consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y en el Pacto Internacional de los Derechos Civiles aprobado en 1966. La Constitución española lo recoge con claridad en el artículo 24, un precepto de los más invocados desde que se constituyó el Tribunal Constitucional.

Si un ciudadano solicita la solución de un problema personal o social, el juez ha de resolver la cuestión aplicando a los hechos probados los fundamentos del derecho establecidos en la legislación, aplicando un silogismo esclarecedor, a estos hechos que pueden probarse se aplica la norma establecida. Este planteamiento ha sido rebatido por las tesis de algunos juristas americanos que consideran que una sentencia no tiene por qué ser un silogismo perfecto, la solución puede estar, según este criterio, en el llamado «hunch». Es decir en una corazonada, resolver por una apreciación subjetiva. Este sistema no es admisible en nuestro ordenamiento porque vulnera, sin duda, el derecho a la justicia.

En los últimos tiempos se publican cada día ataques sin fundamento a los jueces que han resuelto en cierta forma en lugar de admitir que tal vez la ley promulgada sobre la cuestión es injusta y produce graves daños sociales como ha sucedido recientemente. Se ha llegado a decir que lo mejor es amnistiar a los inculpados antes de un juicio para evitar la intervención de los jueces. Un absurdo incalificable.

Hay que tener en cuenta la preparación jurídica de los que han de resolver en Derecho, los profundos estudios que se aplican siguiendo lo que practicaban los jurisconsultos de Roma: Da mihi factum, dabo tibi ius, dame los hechos y te daré el derecho, en perfecta relación. Como sostuvo el gran jurista alemán Von Ihering, el derecho no es otra cosa que una forma de protección por parte del poder que se confiere al Estado para establecer las mejores condiciones en la relación social de los ciudadanos

El artículo 120 de nuestra Carta Magna establece que «las sentencias deben ser motivadas, claras y precisas decidiendo sobre todos los puntos del conflicto planteado. En cualquier caso, las resoluciones judiciales son recurribles ante el Tribunal superior, siempre que se haya concedido más de lo pedido por el demandante, menos de lo resistido por el demandado o cosa distinta de lo combatido. Es claro: ni más de lo pedido, ni menos de lo resistido, ni cosa distinta de lo combatido que repiten los estudiantes de derecho en el aprendizaje del derecho procesal. Existe también un recurso por error material, que se resuelve con rapidez. Igualmente procede recurrir cuando se deje sin resolver la petición principal, es decir por la llamada incongruencia omisiva o ex silencio. En otro caso puede producirse la privación del legítimo derecho a la justicia que tienen las partes. Por todo lo expuesto hay que señalar que insultar o denigrar a los jueces es una temeridad que ataca la justicia y, por tanto, al Estado de Derecho. Los jueces no son infalibles. Tampoco los que lanzan críticas contra ellos sin tener preparación ni datos sobre cualquier cuestión. Si solicito el desahucio de mi inquilino por falta de pago y el juez le condena solamente a que abone tres mensualidades, algo que no se ha pretendido, es justo recurrir señalando la equivocación para que se rectifique el error. Lo mismo puede decirse de la señalada incongruencia omisiva. Todos los seres humanos pueden equivocarse.

Se dice que los empresarios americanos preguntan al que solicita un trabajo cuántas veces se ha equivocado, si responde que nunca o muy poco, rechazan al candidato, entienden que no ha trabajado mucho, tiene poca experiencia, no trabajó extensamente o miente. Lo importante es saber que existen todas las garantías para el buen funcionamiento del sistema democrático, entre otras la independencia de los jueces. Deben aceptarse o recurrir sus decisiones, sin criticar lo que no se conoce o se pretende sin fundamento.