“Sin esperanza” de volver a los caladeros marroquíes

“Sin esperanza” de volver a los caladeros marroquíes

Julio de 2023 marcó un antes y un después para una flota de cerco, la gaditana, que ya venía agonizando desde hacía años. Aquel mes expiró un acuerdo de pesca con tintes históricos que, pese a no ser la gran tabla de salvación del sector, daba cierto respiro a unas embarcaciones con las posibilidades de captura cada vez más mermadas en el Golfo de Cádiz.

Así, tras años de agónicos y millonarios acuerdos pesqueros entre la Unión Europea y Marruecos, se ponía punto y aparte (hasta ahora final) a una relación en la que el reino alauita siempre marcó el paso. Esta vez sí, se imponía la decisión de la justicia europea, que no reconoce bajo la jurisdicción de Marruecos las aguas del Sáhara Occidental. De este modo, se cerraba una puerta que, hasta entonces, garantizaba a la flota mayores capturas y, sobre todo, de mayor calidad, con peces de mayor calibre. Desde entonces hasta ahora, la sombra del punto y final del sector pesquero gaditano de cerco se ha ido alargando, acusándose el «hasta aquí llegué!» de muchos armadores.

La no prolongación del acuerdo entre la UE y Marruecos afectó en torno a 300 familias de Barbate y que se agravó meses después, cuando se supo que la totalidad de las embarcaciones no podía optar a las ayudas (en torno a más de 300.000 euros) que planteó el Gobierno. «El tema de Marruecos está ahí, en el mismo lugar que se dejó», señala un resignado Tomás Pacheco, representante de la Cofradía de Barbate, que confía poco en lo que pueda llegar de Europa tras las elecciones.

En su momento, recuerda, «hubo unas promesas por parte del Gobierno, para que la flota pudiese optar a ciertas ayudas. No obstante, los requisitos que se establecieron no fueron los pertinentes para que ésta se pudiera acoger».

De hecho, subraya Pacheco, «nadie, absolutamente nadie, pudo acogerse a las ayudas», ya que, habilitadas a través de la línea de parada del Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca, chocaron de frente con que las embarcaciones ya habían agotado su derecho a percibir fondos de la Unión Europea por las paradas biológicas ya realizadas.Inexplicablemente, no tuvieron la sensibilidad necesaria para abrir un tipo de ayuda por pérdida del caladero o de un acuerdo con terceros países», incide el representante de la Cofradía de Pescadores de Barbate y añade que «cuando tu vendes una moto», señala a modo de ejemplo, «o haces con los papeles y no en plan ‘paripé’, que es lo que hizo el Gobierno».

Pendiente de Europa, Tomás Pacheco reconoce que las esperanzas de volver a los caladeros de Marruecos son «pocas» y ,»vista la actitud de los gobernantes, pues menos».

«Lo que si tenemos claro es que el sector no estaría conforme con que, por darle un dinero a Marruecos, se propiciara un acuerdo pesquero para tapar los ingresos que haya que darle al país vecino», señala Pacheco.

«O se hace un acuerdo con las condiciones técnicas pertinentes que exija el sector o, de lo contrario, que se quede Marruecos con todo y ya está». «Es más, en ese caso, preferimos que el dinero que se vaya a aportar a un presumible acuerdo UE-Marruecos se destine al caladero nacional-Golfo de Cádiz y, con ello, lo hagan más viable». Lo de Marruecos», asegura, «siempre ha sido una dependencia, una agonía, y, desgraciadamente, en Europa tiene más credibilidad Marruecos que el propio sector pesquero europeo».

Con este panorama, al que se une la falta, en cantidad, de especies tan importantes y con tanto peso en el mercado como la sardina y la proliferación del alga asiática, Tomás Pacheco no duda en calificar la situación del sector pesquero como de «ruina»

«Como está montado esto, con las restricciones que tenemos y la actual política pesquera común, la situación no la podemos calificar de otra manera que de ruinosa».

«Son demasiados frentes abiertos», lamenta, «a los que hay que unir los bajos precios que, día sí y otro también, se están tirando en la lonja». «¡A tres euros!», exclama, «se ha llegado a pagar por una caja de boquerones de siete kilos. Eso no da ni para cubrir los costes de faenar»

Y es que Tomás Pacheco lo tiene claro: «trabajar en este sector resulta denigrante».