«Sin un socio, la viabilidad de Talgo está en riesgo»

«Sin un socio, la viabilidad de Talgo está en riesgo»

La plantilla de Talgo vive desde hace meses en el alambre. Incertidumbre es la palabra que define su situación desde que Magyar Vagon anunciase su intención de hacerse con la compañía y el Gobierno torciera el gesto. Una mueca que se ha convertido en el rechazo formal a la OPA del consorcio húngaro por el fabricante español y que deja a la compañía en una situación delicada.

Es paradójico que, justo en su quizá momento de mayor esplendor en cuanto a actividad, con su cartera a rebosar de pedidos, la compañía esté en tal situación. Pero es precisamente esta carga de trabajo la que complica su horizonte. «Los talleres [de Talgo] están saturados. No hay capacidad industrial para llevar a cabo los proyectos», explican desde dentro de la compañía. El nivel de producción, añaden, está comprometido para varios años. Y por eso, recalcan, «se necesita un socio que permita incrementar la capacidad productiva».

En la situación actual, con toda su capacidad industrial comprometida, «hay dudas incluso de la viabilidad de la empresa», advierten estas fuentes.

Talgo puede llegar a un punto incluso en el que no pueda presentarse a más concursos porque no tenga capacidad para asumir más trabajo, advierten.

Además de toda la carga de trabajo que ya tiene comprometida, la compañía acaba de recibir el encargo de los ferrocarriles egipcios para la construcción de siete trenes nocturnos. También está en negociaciones con Arabia Saudí para suministrar otros veinte trenes de alta velocidad para el servicio Haramain, el conocido como «AVE del desierto»; y con Bulgaria para la fabricación de veinte trenes eléctricos. Asimismo, la operadora francesa privada de alta velocidad Le Train ha manifestado públicamente que espera que Talgo comience la fabricación a finales de este ejercicio de los diez trenes Avril con los que va a operar.

Plan alternativo

Ante la situación de incertidumbre que se ha generado en los últimos meses, desde el sindicato CSIF pidieron ayer al Gobierno que explique su hoja de ruta sobre Talgo tras el veto a la OPA lanzada por el grupo industrial Ganz-Mavag sobre la compañía española.

CSIF quiere saber si hay «una solución alternativa a la OPA del grupo húngaro que salvaguarde la continuidad de toda la plantilla, sus condiciones de trabajo y su sede en España».

Desde CSIF reclaman que se garantice igualmente «la capacidad y el crecimiento industrial necesario para afrontar la carga de trabajo firmada para los próximos años y, por tanto, la competitividad de la empresa».

«Esta incertidumbre en la que se ve inmersa toda la plantilla desde hace meses no es buena para nadie y lo único que consigue es sembrar un mar de dudas sobre el trabajo diario que no ayuda a afrontar la situación con normalidad», añadió el sindicato.

CC OO también reclama un plan alternativo que considera necesario para que Talgo asuma su carga de trabajo. Aunque, en su caso, cree que es la propia Talgo la que debe mover ficha tras el veto a Magyar, según expone Gerardo Cortijo, su responsable de Política Industrial. «Talgo no tiene un problema tecnológico, ni financiero ni de venta de producto, pues tiene producto vendido hasta 2029. Lo que necesita es un plan industrial para ser una empresa fuerte en un sector que va crecer mucho los próximos años», afirma Cortijo.

Comisiones va a solicitar una reunión con la dirección de Talgo para conocer sus intenciones futuras.

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