¿Sintió usted «fomo» en agosto?

¿Sintió usted «fomo» en agosto?

Lo que tienen los tiempos contemporáneos es que son agilísimos en su capacidad de reacción para detectar tendencias, corrientes y hasta trastornos: a nuevas situaciones, flamantes denominaciones. Diagnósticos que llegan, a veces, antes de que los propios interesados se enteren de qué les sucede y, aunque puede ser fruto de una excesiva patologización, la realidad es que usted puede estar sufriendo un mal moderno y no saberlo. Por ejemplo, si se preocupa en exceso por no estar conectado a las redes (a cualquiera de ellas o a todas), tiene temores irracionales a que algo se le escape, desarrolla una cierta ansiedad por no mantenerse al corriente de los últimos acontecimientos o de los comentarios más recientes, quizá padezca «fomo», que no es más que el acrónimo de las siglas inglesas de «fear of missing out». O lo que es lo mismo, el miedo a perderse algo.

Y las vacaciones se presentan como la época de más riesgo para amplificar esa fobia. El descanso veraniego es el momento ideal para la desconexión, los cambios en las rutinas, el relax y el fluir más pausado, pero la realidad, en cambio, no acaba de detenerse por muchos días de canícula y sopor que haya. Y, una vez pasados, en Estados Unidos se sigue mirando a noviembre con los dos candidatos presidenciales inmersos en la batalla por la Casa Blanca sin que se pueda tener la más mínima certeza aún sobre la victoria de uno u otra y con todas las incógnitas mundiales que dependen de su elección, la guerra de Ucrania permanece estancada y mientras los de Zelenski contienen las embestidas rusas, Europa se enreda más en su debate existencial sobre el límite de su participación y/o ayuda y más al sur, en Oriente Medio, la tregua en Gaza no se ha producido.

En política nacional Illa preside ya la Generalitat, pero la cuestión catalana sigue condicionada por el pulso ERC-Junts, o su equivalencia Junqueras-Puigdemont (que vino a Barcelona, habló unos minutos a sus fieles, y se volvió a Waterloo), y ese inagotable choque de antagonismos y fuerzas mantiene en vilo, además, la aprobación de los Presupuestos generales del Estado y deja en el aire la viabilidad del Gobierno y, de paso, la de toda la legislatura. La actualidad, como ven, se ha movido lenta y densa dejando muchos asuntos pendientes para el septiembre que estrenamos. Seguro que usted ya estaba al corriente de todo esto que ha ocurrido y no ha sentido ni rastro de «fomo», aunque, eso sí, empiece a preocuparse por su nivel de desconexión si no se ha enterado de la noticia que trajo agosto: Oasis ha vuelto.

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