Sofía de Edimburgo: la gran revelación de los Windsor

Sofía de Edimburgo: la gran revelación de los Windsor

La reina Isabel II llegó al trono casi de rebote. Nadie se esperaba que el heredero, su tío Eduardo VIII, renunciara a la corona por amor, pero el destino quiso que solo estuviera unos meses al frente de la casa real y que ella acabara convirtiéndose en heredera siendo solo una niña. Algo parecido le ha pasado a Sofía de Edimburgo, la mujer del príncipe Eduardo, el hermano pequeño del rey Carlos III.

La posición en la que uno nace dentro de una familia real marca mucho y todo hacía pensar que el matrimonio formado por los antiguos condes de Wessex iba a ser el eterno segundón. ¿Quién podía imaginar todo lo que les ha sucedido en los últimos años a los Windsor? Porque Sofía tenía difícil eso de colocarse en el ojo de todas las cámaras. Por delante de su marido se encuentran los hijos de Carlos III, la princesa Ana y el príncipe Andrés, con sus respectivas familias, pero uno a uno han ido «cayendo», bien por enfermedades o por polémicas, dejando hueco a los Wessex. De los escándalos sexuales del duque de York a la decisión del príncipe Enrique de apartarse de su familia, pasando por el cáncer que padecen tanto Carlos III como la princesa de Gales, parece como si el destino se hubiera conjurado en favor de Eduardo y Sofía.

La confianza del Rey

Carlos III marcó el camino cuando les otorgó el título de duques de Edimburgo, uno de los más importantes de la familia y que durante décadas ostentó el marido de Isabel II y, posteriormente, la reina Camila. La discreción con la que han vivido desde que se casaron en 1999 y el buen hacer que han desarrollado en las misiones que se les han encomendado les han hecho subir enteros y, de hecho, Sofía es una de las caras más populares de los «royals» británicos. Hace unos meses se convirtió el primer miembro de la familia que visitó Ucrania. Aquello fue una misión delicada que el monarca encargó a una de sus personas de mayor confianza, y lo cierto es que ella lo supo resolver con muy buen tino.

La confirmación de la importancia que está tomando la figura de Sofía en la casa real se observó de manera clara durante la visita que realizaron los emperadores de Japón a Londres el mes pasado. Pudimos ver tanto a Eduardo como a Sofía desfilar en una posición destacada en el recorrido que realiza la familia hasta el salón de banquetes de Buckingham con los invitados más destacados. Ellos eran los encargados de cerrar el cortejo real. Y no solo ese detalle demostró la confianza que tiene depositada en ellos Carlos III. La propia Sofía tuvo un lugar principal en la mesa presidencial. Se sentó al lado del emperador, justo a una butaca de distancia del propio monarca, uno de los lugares de mayor importancia de todo el comedor: para que nos hagamos una idea, ocupó la misma silla que Camila durante la visita de Felipe VI a Isabel II.

Durante esa cena, además, la vimos enjoyada con algunas de las piezas más destacadas del joyero británico. En su caso, escogió la tiara de la flor de loto, una creación de la casa Garrard adquirida por Jorge VI en 1923 para su mujer, la reina consorte. Fue una de las diademas favoritas de la madre de Isabel II y con la que debutó la princesa de Gales en su primer banquete de Estado. De hecho, se quiso ver un homenaje a Kate Middleton en ese gesto, aunque también se entendió como un guiño a los emperadores del país del sol naciente. Lo acompañó también con un espectacular collar con el que era habitual ver a su suegra, llenando así de significado y recuerdo todo su «look». Lució, además, un vestido a medida de la firma Suzannah London, de la que lleva tiempo siendo clienta y cuyo precio superaba los 5.000 euros.

Para Ascot confió en la misma diseñadora y, por supuesto, en Jane Taylor London, su sombrerera habitual, que ha sido la nota más presente en el estilo de la duquesa de Edimburgo. De hecho, poco a poco se ha ido definiendo la imagen de la mujer del príncipe Eduardo, a la que en un primer momento se le acusó justo de todo lo contrario.

[[H2:Embajadora del «made in UK»]]

La podemos ver habitualmente con elegantes y sencillos vestidos largos y vaporosos, al contrario que la predilección de Kate Middleton por los muy entallados, y es fiel a Taylor siempre que tiene que cubrirse la cabeza. Su apuesta por la moda británica tampoco está reñida con su gusto por otras marcas, como son Prada, Zimmermann o Chloé, y si durante mucho tiempo le hemos visto siempre con su tiara de aguamarina, parece que a partir de ahora la veremos con piezas mucho más especiales y significativas, que dan buena muestra de su paso al frente.

Durante el reinado de Isabel II, la Reina dio una posición muy destacada a Brígida de Gloucester, que solía aparecer junto a ella. Ahora, parece que Carlos y Camila han reservado ese papel principal y destacado a Sofía, y ella, consciente de la importancia que esto supone, se lo está tomando muy en serio. Por ahora el resultado parece que satisface al Rey, que tendrá que decidir cuáles son las funciones definitivas que otorgue a Sofía, una vez que Kate Middleton se reincorpore y siempre a expensas de una posible vuelta de Enrique, el hijo pródigo, junto a su mujer Meghan Markle. Pero, por ahora, es el momento de Sofía, la mujer que otrora pasó más desapercibida y que ahora se erige como una de las pocas capaces de aportar serenidad a una familia que no ha pasado por sus mejores momentos en los últimos años.

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