Joven madurito busca amistad
Albert apareció en mi vida una mañana de abril. Era lo que suele llamarse un “maduro interesante”: un tipo fornido y esbelto cuyo torso había sido trabajado, a todas luces, en el gimnasio, a decir de los músculos que se marcaban bajo una estilosa camiseta gris. La naturaleza había dotado a Albert de un pelazo…