Intercambio de vidas: tú al piso proletario, yo a la casa con embarcadero

Intercambio de vidas: tú al piso proletario, yo a la casa con embarcadero

No hacía falta entrar para entender que ese intercambio no había sido justo. Ya en el zaguán, descansaban un acogedor banco, rodeado de una pequeña higuera. Al abrir la puerta, se disipó cualquier duda. La casa se dividía en tres pisos, salpicados de flores y luz. En la planta baja, una habitación, un baño y…