Una cena para la eternidad: Zalacaín y Rekondo, reunidos en un ágape histórico para celebrar medio siglo de historia
Las paredes de Zalacaín no pueden hablar. Pero si lo hicieran, lo harían con una voz ronca y casi imperceptible, como si fuera un hilillo, por todo el tabaco que se ha fumado aquí durante un gran periodo de su amplia trayectoria. Lo cuenta Roberto Jiménez, uno de los dos maîtres actuales de esta institución…