Tàpies sopla las velas de su centenario en una gran exposición

Tàpies sopla las velas de su centenario en una gran exposición

Era el gran acto esperado con el que conmemorar el centenario de Antoni Tàpies. Porque para poder recordar al pintor lo más importante será siempre su obra y ella es la protagonista absoluta de una imponente exposición que puede verse ahora en el Museu Tàpies de Barcelona, el edificio anteriormente conocido como fundación de este autor. Bajo el comisariado de Manuel Borja-Villel, probablemente una de las personas que mejor conoce el universo personal de Tàpies, se presentan un centenar de piezas, entre dibujos, pinturas y esculturas, además de numerosos documentos procedentes del archivo personal del autor. Esta propuesta pudo verse con anterioridad en el Palais des Beaux-Arts de Bruselas y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.

La exposición con carácter de retrospectiva nos ofrece un viaje desde 1943 hasta las últimas grandes composiciones realizadas en 2011, muy poco antes de su fallecimiento. En este sentido, resulta conmovedor constatar lo gran dibujante que era el joven Antoni Tàpies, como se vislumbra en una serie de autorretratos en los que resulta evidente que iba buscando su propia voz. En algunos casos es evidente la influencia de grandes maestros, como pasa en un autorretrato de 1945 donde se constata la huella de Picasso. Es un Tàpies surrealistizado y que contaba con el apoyo como teóricos de los poeta J. V. Foix y Joan Brossa. Esa formación la confirmó en varias declaraciones, como es el caso de una extensísima entrevista con Barbara Catoir.

Estamos ante un artista que empieza trabajando sobre sí mismo como materia prima. Tras pasar la exposición de puntillas por el grupo Dau al Set, la exposición nos lleva hasta el salto de la pintura de Tàpies del surrealismo al expresionismo abstracto y lo matérico. Son piezas en las que el pintor se rebela contra el arte académico y de caballete, todo ello con una gama cromática limitada a tonos terrosos. Es lo que aparece en piezas como «Blanco con manchas rojas» (1954), «Color terroso sobre fondo amarillento» (1954-1955), «Pintura amarilla. Nº XXIV» (1955) o «Composición marrón-gris» (1957), entre otras obras en el Museu Tàpies.

Su contacto con el coleccionismo de arte estadounidense, especialmente gracias al apoyo de la Martha Jackson Gallery, sirve para que comience el despegue internacional del pintor subrayado con su participación con cinco trabajos en la colectiva del MoMA de 1960 titulada «New Spanish Painting and Sculpture» que, para disgusto de Tàpies, contó con el apoyo del gobierno franquista y el estadounidense.

La iniciativa de Borja-Villel no olvida la mirada más combativa del artista centenario, un pintor que mientras Franco gobierna con mano de hierro no echa atrás para homenajear a un poeta como Federico García Lorca o para participar en la llamada Caputxinada en marzo de 1966, en el barrio de Sarrià. El activismo antifranquista se fue subrayando a medida que el régimen, pese a estar en sus últimos años, seguía con su nada oculta represión.

Probablemente una de la piezas más esperadas en la exposición es «El espíritu catalán», una gran composición sobre tabla de 1971 y que tiene como base las cuatro barras de la bandera catalana, hoy curiosamente en las colecciones del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Navarra. Tàpies escribió en la pintura algunas de sus esperanzas para Cataluña como democracia, espíritu de asociación, igualdad social, derecho natural, información, verdad o cultura.

La exposición nos ayuda a conocer cómo era la labor de Tàpies en sus estudios de Barcelona y Campins. A este respecto, vale la pena resaltar la exhibición de algunos de los cuadernos del artista, bocetos de lo que posteriormente traduciría a la tela. Algunas de esas páginas se han editado precisamente en formato facsímil junto con el catálogo publicado con motivo de la exposición. Una forma también para hacer más accesible un autor que no siempre lo puso fácil al espectador y con la que se conmemora el centenario.

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