Temporada de setas: Así se hace frente a la recogida ilegal y a los furtivos

Temporada de setas: Así se hace frente a la recogida ilegal y a los furtivos

Con el otoño ya bien entrado y las abundantes lluvias caídas en los últimos días, la temporada de setas sube de temperatura, con los montes repletos de gente buscando el producto estrella de esta época, tanto los que tienen permiso, como los furtivos, por lo que la Guardia Civil y los agentes medioambientales de la Junta ya están ojo avizor estrechando la vigilancia, tanto en los pinares como en las carreteras.

Hace unos días, en la provincia de Burgos, el Instituto Armado daba un golpe contra la recogida y venta ilegal de setas y hongos, en concreto en la zona de la Ribera del Duero.

Agentes de la Benemérita intervenían 137 kilogramos de níscalos (lactarius deliciosus), recolectados de manera irregular, al superar el peso máximo autorizado por persona, y después identificaron a cuatro personas y la confección de otras tantas actas de denuncia por estos hechos que ocurrieron el pasado domingo en la carretera N-122 a su paso por La Ribera.

El automóvil estaba ocupado por cuatro personas que fueron identificadas. A simple vista los agentes observaron que, en la zona reservada a carga, transportaban una importante cantidad de setas dispuestas en 20 cajas.

Y es que los recolectores tienen horarios muy extensos porque cuando llueve salen setas y hay que estar en el monte lo más pronto posible para llenar la cesta antes de que otro se adelante. Ante esta situación, los agentes peinan los montes en sus vehículos o andando. Y a las personas que se encuentran les piden la documentación, en este caso las autorizaciones, que se pueden solicitar por internet, son de tres tipos:

1-Recreativa, que permite recolectar hasta cinco kilos al día

2- Comercial, que posibilita recoger hasta 50 kilos cada día y es más cara

3-Operador, que es la persona que compra esas setas y está obligada a asegurar una trazabilidad del producto escribiendo facturas y apuntando números en un libro registro todas las personas que van a venderle las setas.

Según el coto micológico al que se vaya el recolector debe contar con una autorización u otra, dependiendo también de los convenios entre ayuntamientos. Y todo ello a cambio de una módica cantidad, que suele ser de diez euros para el caso de personal que no es residente en el ayuntamiento de referencia, y de unos tres euros para los vecinos de ese municipio, que tienen otro precio más barato, aunque también dependiendo del coto.

Los agentes acuden muchas veces a requerimientos de los vecinos o de los propietarios de los cotos que son quienes les dicen que han visto a personas que no son del pueblo merodeando por el monte. Gente de origen rumano o búlgaro en su mayoría que duerme allí ya que, de forma general, se dedica de forma profesional a recoger setas u otros productos, como la uva en vendimia.

Asimismo, se suelen juntar por grupos familiares, lugar de residencia y afinidades y vienen en grupos de entre diez y 20 en varias furgonetas y peinan el monte. Y es normal, además que no lleven autorización de ningún tipo.

Los controles en las carreteras es otra de las formas que tiene la Guardia Civil para hacer frente a la recogida y venta ilegal de setas. En los últimos años, la Junta de Castilla y León ha elaborado una legislación propia, que lo que permite es incautar, a partir de ciertas cantidades que excedan los permisos micológicos, el transporte de vehículos. Así, una persona, aunque no se sepa de que coto viene exactamente, solo por el simple hecho de transportar más de diez kilos de productos micológicos, hace suponer que esa persona los ha cogido de forma irregular si no presenta ningún tipo de documentación aunque además debe respetar los márgenes de su licencia. Y es que, por ejemplo, si esa persona a la que se ha parado e identificado tiene una licencia, aunque sea comercial, no puede superar los 50 kilos al día.

Y en los propios pueblos, a los pies de los montes, suele haber operadores que registran, toman nota y pagan, aunque el precio varía poco de unos operadores a otros a la hora de comprar las setas a los recolectores, además de que tienen la obligación de comprobar esa documentación.

Muchos de estos operadores usan furgonetas para trasladar los productos, aunque no siempre son operadores como tal con su licencia, sino que se trata simplemente de transportistas. En este caso, tienen la obligación de llevar la documentación que acredita la trazabilidad, es decir los partes de albaranes de las personas que le han facilitado las setas. De esta forma, los agentes pueden llegar a operador mediante la documentación del transportista y al recolector inicial o al comercial a través del operador. Así, al comprobar estos documentos la Benemérita sabe si ese producto transportado tiene una trazabilidad.

Es decir, que en el caso de que sea el propio recolector el que lleva el producto, los agentes comprueban la autorización pero si es un “mero transportista”, confirman que tiene los albaranes que demuestran la trazabilidad de las setas hasta su origen. Y si no es así, se incauta el producto.

La Guardia Civil, además, ya sea por la propia necesidad del transporte del producto, por evitar que el delito se siga cometiendo y asegurar las responsabilidades pecuniarias que puedan derivarse por parte de la Junta, pero también para que se garantice el pago de la multa, suele incautar directamente el vehículo y llevarlo a un depósito.

Y en el tiempo que se sustancia el expediente sancionador, el producto queda retenido de tal manera que si se reconoce su procedencia y está clara la trazabilidad, la Junta, en un momento dado, puede reintegrar las setas y los hongos retenidos al mercado legal y usar los fondos para esos fines.

Los que se dedican a este venta ilegal de setas suelen usar habitualmente a los transportistas ya que entre el bulto y la gran masa de compra que llevan es más fácil camuflar estos productos sin trazabilidad que han sido recogidos de forma fraudulenta, así como introducirlos en el mercado para que los compre cualquier operador o profesional sin escrúpulos sin hacer las comprobaciones a los que está obligado.

Trazabilidad

Ya en el punto de compra, los agentes realizan inspecciones a los operadores para verificar que tienen en regla la documentación que les acredita como tal, y si tienen conocimientos sobre micología.

En este punto, los agentes se aseguran de su correcta trazabilidad y que las cantidades recogidas son las autorizadas para cada tipo de permiso. Si bien, en algunas ocasiones, es el propio operador ilegal el que dirige a la Guardia Civil a otro mercado que puede incluso comprar mayores cantidades.

Cuando los agentes encuentran alguna partida de productos micológicos también se saben los reglamentos sanitarios para verificar las condiciones de las setas y evitar que se vendan a una calidad que no corresponde al mercado o que llegue el producto deteriorado al consumidor.

La Guardia Civil colabora asimismo con los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León en este trabajo de control y verificación, ya sea en el propio monte o en los controles de carretera, así como juntos o de forma separada.

Y suele reforzar sus medidas de seguridad con más presencia de agentes en los lugares donde hay mucha gente recogiendo productos micológicos sin licencia o cuando detectan que las personas a las que han parado no hablan bien el castellano o no se quieren expresar en nuestro idioma.

También es habitual un a mayor presencia de agentes en las carreteras más transitadas con circulación fluida hacia las zonas donde están los mercado mayoristas para poder llevar a cabo con más eficacia los controles.

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