«Terraza, solo dormir, 450 euros»

«Terraza, solo dormir, 450 euros»

Leo, casi al descuido, la «Hoja de la Caridad» que cada domingo pública Cáritas diocesana de Madrid. Les expurgo algunos casos de urgente necesidad. «Pareja de Colombia con dos hijos. Han venido huyendo de la violencia y han solicitado asilo. Tienen empleos esporádicos y en septiembre les concederán el permiso de trabajo. Se solicitan 700 euros para alquiler, higiene y alimentación». «Pareja de Colombia con un bebé de seis meses. Viven en una habitación que les ha cedido su cuñada, que está, mientras, durmiendo en un sofá por el que también paga alquiler. La cuñada ha tenido un accidente y no puede trabajar. Necesitan 500 euros para transporte y alquiler». «Familia venezolana que llegó en marzo. Él ha trabajado para el gobierno durante 20 años, pero tuvo que renunciar por sufrir hostigamiento. Quiere solicitar asilo, pero hay mucho retraso para conseguir cita. Se solicitan 650 euros de ayuda, durante unos meses, hasta que estabilicen la situación». «Matrimonio de Perú con cuatro hijos menores, viviendo todos en una habitación. El esposo ha estado trabajando en la economía sumergida, pero el último mes no le han pagado y no le han dado respuesta. Está buscando empleo activamente. Necesitan 500 euros para el pago del alquiler de la habitación». «Pareja venezolana con un hijo. Hacen trabajos de paquetería y limpieza de manera esporádica. Como no tenían ingresos suficientes para pagar la habitación los han echado y los han acomodado en la terraza por la que pagan 450 euros por dormir. Necesitan 500 euros para alimentación, transporte y el alquiler de la terraza». «Mujer con un bebé a su cuidado. Ha solicitado guardería para poder llevar al niño y tener más tiempo para trabajar. Necesita 600 euros para alimentación, pañales y gastos del alquiler». «Hombre que tiene contratos de trabajo por pocas horas, por lo que ha acumulado deudas. Está preocupado por no poder pagar la hipoteca. Está buscando empleo activamente. Necesita 900 euros para el pago de la hipoteca, suministro de luz, transporte y alimentación». Hay muchos más casos, centenares, de gentes que acuden a Cáritas como último refugio. Pero fíjense es este: «Mujer con dos hijos menores a su cuidado. Está perdiendo la vista progresivamente y no puede trabajar. Ha tramitado incapacidad y pensión de invalidez. Necesita 500 euros para cubrir necesidades básicas y el alquiler».

Cada situación de necesidad viene debidamente investigada por los servicios de las distintas parroquias, que conforman en Madrid, y en toda España, una red de último recurso para personas, muchas inmigrantes, que en la mayoría de las veces sólo necesitan un pequeño respiro para salir adelante. Ese tipo de respiro que la burocracia estatal es incapaz de dar. Observarán los lectores cómo la escasez de alquileres, con terrazas que se ofertan, solo dormir, por 450 euros, y los trabajos temporales, por horas, mal pagados son el marco de esas angustiosas peripecias personales. Pero aquí, en España, nuestros progres se han pasado las últimas décadas demonizando la industria de la Construcción, tachando cualquier inversión inmobiliaria de «especulación» y saturando los tribunales de justicia con argucias para paralizar obras. Y vendrán muchos más emigrantes, de Venezuela, Cuba –de donde se van 100.000 habitantes cada mes– y Colombia. Y necesitarán dónde vivir. Aunque sea una terraza.

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