Tipos de interés y querer lo que se puede

Tipos de interés y querer lo que se puede

Publio Terencio Afro (185-159AC), famoso autor de comedias en la República de Roma, nacido esclavo, tenía motivos sobrados para defender que «cuando no se puede lo que se quiere, hay que querer lo que se puede». El Banco Central Europeo (BCE), que preside Christine Lagarde, bajará hoy –salvo sorpresa traumática– los tipos de interés por primera vez en ocho años. El precio del dinero se reducirá en 0,25 puntos y quedará en el 4%, un pequeño alivio para los endeudados –hipotecados incluidos–, pero rácano para quienes sueñan con la vuelta a los tiempos del dinero gratis. Los yonquis monetarios, que abundan, seguirán con su «mono» particular. El BCE, que practica la política de ser previsible, ha avanzado sus intenciones hace tiempo, aunque sin precisar cuánto y cuántas veces reducirá los tipos de interés. Hay un debate permanente y fructífero entre «halcones» y «palomas» en el BCE, es decir, entre partidarios de una política monetaria más o menos estricta. El BCE tiene el mandato fundacional de mantener una cierta estabilidad de precios, en este caso, alrededor del 2%. Cuando la inflación se dispara, como ocurrió tras la pandemia, el remedio es subir los tipos de interés –a falta de otras medidas de los Gobiernos– hasta que se estabilizan. Eso suele provocar un parón económico y el arte de un banco central es cuándo volver a bajar los tipos de interés para que la actividad económica inicie otra recuperación. No es una ciencia exacta, pero sobre todo está al albur de los acontecimientos. A principios de año, los gurús esperaban varias bajadas de tipos de interés este año. Poco a poco, porque la inflación no termina de estar domeñada, las expectativas se han rebajado. Hoy bajarán los tipos de interés y es posible, pero ya no seguro, que haya otro recorte en el precio del dinero a lo largo del año. Los precios han repuntado en mayo en la zona euro y la duda es si ha sido algo coyuntural o más estructural. La bajada de tipos de interés casi coincide con las elecciones europeas del domingo y no hay nada que afecte más a la vida de los europeos, aunque eso sí, los efectos de la reducción del precio del dinero se notarán antes. Para muchos, la pequeña rebaja sabrá a poco y decepcionará, pero por eso conviene seguir el consejo de «querer lo que se puede» de Terencio.