Llegan los meses de julio y agosto, con una meteorología benévola y un mar en calma, y con ellos las pateras a la costa de la Comunidad Valenciana, a la de Alicante para ser exactos. En pleno debate sobre si los centros de atención a menores están o no desbordados en diferentes puntos de España, las cifras evidencian que, en lo va de año, han llegado 365 migrantes a Alicante, de los que 332 son hombres y 33, mujeres, según los datos de Cruz Roja. En el mismo periodo de 2023, llegaron 299, de los cuales 270 eran hombres, y 29, mujeres.
En los últimos años, el número de migrantes y de pateras ha aumentado, con un paréntesis en la pandemia, cuando las cifras descendieron. Todos se lanzan al mar Mediterráneo en embarcaciones precarias y cada vez hay más mujeres y niños a bordo, si bien la presencia de hombres suele ser mayoritaria. Su fin es encontrar una vida mejor y utilizan Alicante como puerta de entrada a países de Europa como Francia o Bélgica. Allí es donde quieren establecerse.
Esto es así porque muchas de las pateras vienen de Argelia, país de habla francesa, dada la conexión histórica -y por mar con línea de ferry directo- entre Alicante y Orán. Pero también salen de otras localidades como Argel o Cherchell y con rumbo tanto a Alicante como a Murcia, Almería y las Islas Baleares.
En la provincia de Alicante han llegado a lugares tan alejados en el mapa como Torrevieja y Teulada y también al Cabo de las Huertas, en la capital. Solo en dos días, el 18 y 19 de agosto, fueron rescatadas 57 personas en cinco pateras, entre ellas un bebé y una persona en sillas de ruedas. Algo que, en sí mismo, da cuenta de lo dramático de la situación que atraviesan los migrantes.
Así, a la ruta de Canarias o Baleares se suma ahora la ruta de la Cosa Blanca como corredor para la migración en patera.
Hay que tener en cuenta que la travesía entre el norte de Argelia y Alicante dura entre 24 y 48 horas, según explica al diario La Razón Marta Marín, responsable del dispositivo de atención a inmigrantes de Cruz Roja en Alicante, aunque “si naufragan pueden tardar cinco días en llegar hasta nuestras costas», indica Marín, que recalca que normalmente las personas que asiste Cruz Roja en el puerto de Alicante, se encuentran en buen estado de salud, a pesar del viaje.
Y si julio y agosto son meses en los que se registra más movimiento de pateras, septiembre y octubre también lo son y por una razón, el mar está en calma, con unas condiciones favorables para la navegación. Esa es la razón por la que, en los próximos dos meses, se prevé que sigan llegando personas en patera a las costas valencianas; un drama que, sin duda, no cesa.
Al tratarse de un asunto que está en el foco mediático, el presidente de la Generalitat Valenciana y líder del PPCV, Carlos Mazón, defendió ayer que “España necesita una política de inmigración, no un gobierno que un día diga una cosa y al otro la contraria”.
“No sabemos si están a favor de las devoluciones controladas”, ha aseverado, y ha defendido que las comunidades autónomas son las únicas que mantienen “la llama de la solidaridad”.
Mazón ha acusado al Gobierno central de no tener una línea clara en materia de inmigración, lo que ha advertido que “provoca sin ninguna duda un efecto llamada para las mafias”. “Hacer un llamamiento a la inmigración irregular no es de recibo”, ha recalcado.
