Eterna contendiente en el top ten de los rankings de calidad de vida, Vancouver cuenta con todo lo que el urbanita moderno puede pedir: un centro denso y bullicioso, una considerable oferta gastronómica y cultural, bosques centenarios, montañas y salida a un azulísimo Pacífico noroccidental. Al atractivo paisajístico y a la amplia oferta de servicios se le suma la estabilidad económica, debida, en gran parte, a su posición estratégica entre Asia y Norteamérica. Pero paradójicamente y como muchas grandes ciudades occidentales, Vancouver arrastra desde hace años un serio problema habitacional.
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